- Realiza Sipinna décimo octavo conversatorio digital ‘Crianza con ternura. Eliminar para siempre gritos y nalgadas’ . Durante el autoconfinamiento las mujeres dedica al cuidado de niñez y adolescencia alrededor de 28 horas semanales, mientras que los hombres sólo 6 horas, señala Sandra Villalobos.
En el conversatorio digital ‘Crianza con ternura. Eliminar para siempre gritos y nalgadas’, décimo octavo de la serie convocada por la Secretaría de Gobernación, a través de la Secretaría Ejecutiva el Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna) y la Dirección General de Asuntos Religiosos, personas expertas en la materia coincidieron en que es corresponsabilidad colectiva evitar la violencias en hogares.
Durante su intervención, la socióloga, investigadora y académica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Sandra Villalobos Nájera, expuso que, en una investigación propia en curso, padres y madres con hijas e hijos entre 0 y 17 años reportan que las condiciones laborales extendidas, falta de apoyos institucionales y trabajo doméstico mal distribuido generados por la pandemia SARS-CoV-2 (COVID-19), han impactado las prácticas de cuidado y crianza al reducirles tiempo de relación amorosa con sus hijas e hijos.
Mencionó que durante esta emergencia sanitaria, las mujeres han dedicado al cuidado de niñez y adolescencia alrededor de 28 horas semanales, mientras los hombres sólo 6 horas en el mismo periodo. “Estas cifras dan idea de cómo se distribuye la crianza en el hogar entre hombres y mujeres, lo que resulta en cargas injusta para ellas”, subrayó.
Al participar, el académico de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima, Perú, Alejandro Cussiánovich Villarán, explicó que crianza es cuidar, atender a niñas, niños y adolescentes para intervenir en el momento oportuno y guiar su desarrollo.
Reiteró que la crianza con ternura es una responsabilidad colectiva donde nadie es propietario de niñez y adolescencia, que requiere una razón sensible y cordial “porque cuidar con disciplina implica un aprendizaje y no un escarmiento: es cultivar y acompañar procesos hasta que terminen de manera natural”.
Esta situación obliga a insistir en que la crianza es una tarea colectiva, donde se requieren políticas públicas de cuidado corresponsable porque el problema es la falta de tiempo y condiciones para una convivencia amorosa, con ternura y gozo, que requieren niñas y niños en este momento de su vida, añadió Villalobos.
En tanto la coordinadora nacional del Pacto por la Primera Infancia, Aranzazu Alonso Cuevas, señaló que las prácticas violentas al interior de las familias afectan de manera permanente el desarrollo neurológico del cerebro de niñas y niños, en especial en la primera infancia (0 a 5 años); se deterioran habilidades socioemocionales y cognitivas, así como el desarrollo escolar y potencial como personas.
Apuntó que los gobiernos agrupados en las Naciones Unidas han estructurado la estrategia “Inspire” para enfrentar las violencias en hogares, la cual contempla leyes que prohíben castigos físicos; cambio de valores en padres y madres; transformación de entornos para volverlos seguros, así como recursos para padres, madres y personas cuidadoras con el fin de que sepan cómo dialogar con niñas, niños y adolescentes en sus distintas edades, y eliminar golpes, nalgadas y maltratos.
El conversatorio, moderado por la actriz y defensora de derechos de la niñez, Tiaré Scanda Flores, se puede consultar en el enlace https://bit.ly/2zKhUCX
Con información de Segob.