Mientras el uso de cubrebocas es todavía motivo de debate entre autoridades y especialistas respecto de su eficacia para evitar los contagios de coronavirus, este aditamento no escapa a los vaivenes de la moda y el mercado.
En los primeros días de la pandemia en la Ciudad de México, la gente buscaba ansiosamente productos básicos para protegerse como cubrebocas, alcohol gel y papel sanitario, entre otros.
A medida que la población ha ido asimilando el riesgo que representa la epidemia y por la reanudación gradual de sus actividades, ahora ya no escasean esos artículos.
Por el contrario, prolifera su venta y hay hasta un consumo desmedido de productos contra el coronavirus, como si de moda se tratara.
En las esquinas, afuera de centros y plazas comerciales y de mercados públicos, se venden cubrebocas de diferentes precios y con variedad de motivos que incluyen dibujos, estampados de superhéroes, de arte mexicano o diseños más elegantes para combinar con la vestimenta.
Los hay con la imagen de luchadores como El Santo y Blue Demon, o diseños prehispánicos como el del caballero águila, o de Marilyn Monroe, Frida Khalo y Mickey Mouse.
Hay también modelos que muestran fauces de tigres o lobos.
Además, se venden caretas decoradas para diferentes gustos, además de insumos costosos como termómetros digitales, oxímetros y otros dispositivos de medición, por ejemplo, los que se usan en los filtros sanitarios en comercios.
Particularmente, son muy solicitados los llamados termómetros infrarrojos de fabricación china, que miden la temperatura en la frente, la sien o el cuello u otra parte del cuerpo y proporcionan un resultado inmediato.
También hay mascarillas que pretenden ofrecer una mejor protección que el cubrebocas.
Muchas personas, sean comerciantes, estudiantes o profesionistas, tratan de complementar sus ingresos vendiendo artículos contra la epidemia, como tapetes desinfectantes, lentes protectores, así como botellas de gel de todos tamaños.
Si antes la gente se preocupaba sólo por conseguir artículos para cuidarse de la epidemia, ahora los busca como artilugios de moda en los que gasta sin importar el costo, y como entretenimiento y colección.
Con información de La Jornada https://bit.ly/321pao4