Alertan sobre adicción a aplicaciones celulares.
Claudia Rafful Loera, investigadora de la Facultad de Psicología, afirmó que por el momento no hay evidencia científica de la adicción al teléfono celular, pero sí a un patrón de activación neurológico similar entre las sustancias y el uso excesivo de aplicaciones y redes sociales, aun cuando depende de las edades, ocupación y aspectos sociodemográficos de los usuarios.
La académica universitaria puntualizó: “También podríamos pensar en la asociación del empleo excesivo del celular entre las personas que trabajamos con estos dispositivos respondiendo correos o resolviendo situaciones laborales, lo cual también podría estar relacionado con el burnout (síndrome de desgate profesional) y el estrés laboral”.
Hizo ver que este fenómeno igual se relaciona con una sobreexposición a demandas y, probablemente, a rasgos de ansiedad. En adolescentes, el uso desmedido de las redes sociales podría estar vinculado a síntomas de depresión o a baja autoestima, debido al efecto ante la espera de reacciones y comentarios a las publicaciones que suban a estas plataformas.
Rafful Loera precisó que por su desarrollo los adolescentes resultan más afectados, de manera principal en su autoestima e imagen de sí mismos, debido a las personalidades que siguen y la tendencia de querer parecerse a ellos.
Dijo que si una persona pasa más de una hora en las redes sociales, eso ya podría considerarse sobreexposición. Cuando los individuos contabilizan su tiempo diario en redes sociales se dan cuenta de que son demasiadas las horas, sobre todo si se tienen las notificaciones activadas. No sólo se trata del tiempo que transcurre en éstas, sino además lo que se hace, para qué se utilizan.
Además, estimó que por las noches la luz de las pantallas afecta a la salud en general; por eso, para tener higiene del sueño sugiere dejarlas a un lado por lo menos media hora antes de dormir.
No todo es negativo
La experta en salud mental y adicciones comentó que no todo es negativo en torno a las redes sociales, pues en el ámbito académico han permitido continuar con las clases; también son una excelente plataforma para proseguir con la difusión de la ciencia.
Por otra parte, para disminuir la utilización excesiva del aparato mismo como de las redes sociales, consideró desactivar las notificaciones del dispositivo y establecer horarios en general. Asimismo, dejarlo a la hora de irse a dormir y, si es posible, mantenerlo fuera de la habitación durante la noche. “Aunque siendo realistas, para muchos de nosotros el teléfono móvil es nuestro reloj y despertador,” finalizó.
Recomendaciones
Claudia Rafful pidió ser conscientes del tiempo que empleamos en las distintas actividades en las pantallas: trabajo, redes sociales, juegos o recreación de otra índole; tener presente cuánto dedicamos a cada una de ellas, para darnos cuenta si es excesivo, pues muchas veces no estamos al tanto del tiempo.
Recomendó mantener el control sobre qué información se sigue y cómo se interpreta. “En general, es un aprovechamiento más consciente de la tecnología, sobre todo ahora que algunos podemos seguir trabajando desde casa es difícil desconectarse, pero sí tendríamos que hacer un uso más racional de los recursos porque para muchos en estos momentos es nuestro medio de comunicación, aunque también nos está causando daños en la salud”.
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Con información de UNAM https://www.unam.mx/