Los investigadores de la Universidad canadiense detectaron que las bolsas contienen micro y nanopartículas de plástico que terminan en el estómago de quien los toma.
Para realizar su análisis y determinar cuánto plástico contiene cada infusión de té, los investigadores abrieron las bolsas de cuatro muestras y sacaron las hojas para que no interfirieran en el análisis.
Luego, calentaron las bolsitas de té vacías en agua para simular la preparación. Lo que encontraron los dejó anonadados: la preparación liberó alrededor de 11 mil 600 millones de partículas de microplástico y 3.100 millones de nanoplásticos en el agua.
Aunque aún falta investigar más acerca de los daños que esta cantidad generan a la salud, los niveles encontrados fueron miles de veces más altos que los reportados previamente en otros alimentos.
Los investigadores, liderados por la profesora de Ingeniería Química McGill Nathalie Tufenkji, introdujeron pulgas de agua a las infusiones, que son organismos modelo que a menudo se usan en estudios ambientales.
Aunque las pulgas sobrevivieron, mostraron anomalías anatómicas y de comportamiento.
Una de las participes en la investigación, la estudiante de doctorado Laura Hernández, reafirmó que aún se necesitan más investigaciones para conocer los daños sutiles o crónicos en humanos.
Con información de Reporte Índigo.