Estabilidad física y emocional son necesarias para la buena salud.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la pandemia por la COVID-19 evidenció que algunos sectores de la población en el mundo pueden llevar una vida más sana y tener un mejor acceso a los servicios de salud que otros, debido a las condiciones en las que nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen.
Las regiones más vulnerables en el mundo tienen peores condiciones de vivienda y educación; menos oportunidades de empleo, y disponen de poco o ningún acceso a entornos seguros, agua y aire limpios, seguridad alimentaria y más aún a servicios de salud. Todo ello genera sufrimientos innecesarios, enfermedades prevenibles y muertes prematuras.
Al respecto, Irma Araceli Aburto López, académica de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza, expresa que la humanidad aspira a conservar buenos hábitos de alimentación e higiene para favorecer su salud. Sin embargo, estas prácticas no pueden lograse en todas las poblaciones debido a las condiciones de vida en las que subsisten.
En ocasión del Día Mundial de la Salud que se conmemora el miércoles 7 de abril, resalta que en 2021 el lema de la efeméride es “Construir un mundo más justo y saludable”; sin embargo, la crisis sanitaria puso de manifiesto a nivel global “que no somos ni justos, ni saludables”.
La profesora de la licenciatura de Médico Cirujano de la FES Zaragoza, puntualiza que para estar sanos requerimos estabilidad física y emocional. Es decir, para que nuestra maquinaria biológica esté en equilibrio, necesitamos una nutrición equilibrada que consiste en la ingesta de carbohidratos, ácidos grasos y aminoácidos esenciales, vitaminas, minerales y agua.
No obstante, se pregunta: ¿quién come bien hoy en día? Y se responde: para tener salud biológica requerimos, al mismo tiempo, de salud económica y social, algo complicado de alcanzar, pues existen poblaciones en México y el mundo donde la distribución del capital no es equitativa, como tampoco el reparto de alimentos, y ello tiene que ver con la prevención de enfermedades. Es decir, nuestro mundo es desigual, por ello la salud también lo es.
Servicios públicos y prevención de salud
Para garantizar la prevención de enfermedades entre las poblaciones con menos recursos, habría que empezar por pavimentar calles y dotarles agua potable para que la gente tenga higiene. A pesar de que 90 por ciento de la población mexicana cuenta con el vital líquido, aún hay localidades apartadas que carecen del servicio.
Es ahí donde se dejan entrever las desigualdades; la justicia social y de salud no puede concretarse si carecemos de servicios básicos como agua, pero también de recursos económicos, centros de salud y hospitales.
La especialista considera, además, que como sector salud “no sabemos escuchar a la gente de las comunidades indígenas, que tiene una cosmovisión que como médicos no tomamos en cuenta, somos muy técnicos; debemos aprender a oír sus prioridades, instruirnos en las diferentes lenguas de los pobladores o contar con un traductor para poder hacer, entonces, educación para la salud”.
Aburto López precisa que se carece de personal médico suficiente para proporcionar atención a las poblaciones. De acuerdo con datos de la Secretaría de Salud, solo hay 2.1 galenos por cada mil habitantes, una de las medias más bajas entre los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
Ante ello, prosigue, es necesario capacitar a la población para que cobren conciencia de la necesidad del autocuidado y la utilidad de ser copartícipes de los servicios de salud.
Necesitamos educación sanitaria, incluso entre los propios médicos, porque si no ponemos el ejemplo ¿cómo haremos que los demás lo hagan? Se requiere prevenir la enfermedad mediante la dotación de vacunas, comer de acuerdo con nuestra talla, género y edad, dormir las horas necesarias para recuperarnos inmunológicamente durante la noche, y realizar ejercicio durante 40 minutos cinco días a la semana según nuestra edad, condición física y salud.
Los padecimientos crónico-degenerativos tales como obesidad y sobrepeso tienen que ver con el nivel socioeconómico bajo, porque las personas en esta condición no tienen recursos para alimentarse en forma adecuada. Ante ello es necesario detectar padecimientos de manera temprana o, por lo menos, cuando aún no han avanzado, y también pensar en patologías infectocontagiosas, agrega la especialista en Salud Pública.
Para la médica cirujana el Día Mundial de la Salud es de relevancia, porque recuerda los asuntos que deben resolverse en la materia y que, en realidad, la mayoría vivimos enfermos. Trabajar hacia la prevención de enfermedades y no pensar en atender patologías es la solución y de eso trata esta fecha; el significado de construir la salud junto con la población.
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Con información de UNAM https://www.unam.mx/