Cada año en el mundo se presentan entre siete mil y ocho mil nuevos casos de retinoblastoma, el cáncer de ojo que afecta principalmente a niños pequeños y que se localiza en la retina.
La mitad de estos niños muere, siendo África y Asia los territorios con más casos y decesos: en el primero fallecen 70 por ciento de los menores con la enfermedad y en el segundo, 42 por ciento.
El diagnóstico tardío y la carencia de recursos sentencian a muerte a los infantes, no obstante, que la enfermedad puede ser curable; en otros casos, el fatal desenlace ocurre por fenómenos socioculturales que priorizan el ojo del niño por encima su vida, bajo la creencia de que en este órgano se aloja el alma.
La especialista en patología anatómica ocular, Patricia Chévez-Barrios, expuso a Notimex este panorama, y refirió que es parte de un equipo multidisciplinario de especialistas que estudian y atienden estos casos en el Centro de Retinoblastoma de Houston.
Este equipo tiene la autoría del primer estudio prospectivo de retinoblastoma en el mundo, publicado hace un par de meses en el Journal of Clinical Oncology, gracias al cual identificaron al subgrupo de cáncer más agresivo, aquel que puede llegar a extenderse al cerebro.
La doctora del Hospital Houston Methodist detalló que para ello estudiaron en un lapso de 10 años los casos de 300 menores provenientes de Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y la India, a los que se les retiró el ojo como parte del tratamiento.
Sin embargo, la también egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México y del Hospital de la Ceguera, aclaró que no siempre se recurre a la enucleación (extirpación del globo ocular), sino sólo en los casos más avanzados, y señaló con diagnóstico e intervención tempranas, el tratamiento es menos agresivo y con 98 por ciento de posibilidad de cura total.
En ese sentido, comentó que lo ideal es revisar a los niños que provienen de familias con retinoblastoma al nacer y, en caso de detectarles un tumor de menos de medio milímetro, tratarlos con una sola puesta de láser que no tiene ningún efecto secundario sistémico.
“La realidad es que casi todos llegan con una masa, ante lo cual hay que hacer quimioterapia, y cuando el tumor está invadiendo otras estructuras del ojo, empujando al cristalino o causando glaucoma, se recomienda retirar el ojo porque ni va a ver y es muy doloroso”, explicó.
La también especialista en cirugía del segmento anterior planteó que la mayor parte de los casos de cáncer de ojo en niños se presentan entre el año y los dos de edad, pues es un tumor asociado al desarrollo.
La retina se está desarrollando, pero algo sale mal; las células crecen para formar la retina, pero en algunos niños esas células en vez de parar de crecer, siguen creciendo desorganizadamente y forman un tumor”, detalló.
En tres de cada 10 niños, el desarrollo de retinoblastoma se debe a la mutación del gen encargado de producir la proteína que detiene la multiplicación sin sentido de las células de la retina, sostuvo la científica.
Los casos que son hereditarios normalmente se presentan en el primer año de vida y los otros que son esporádicos entre los dos y tres años; en la mutación que viene de afuera no se sabe realmente qué pasa, pero hay estudios que indican que puede deberse al medio ambiente o a algunas enfermedades virales”, puntualizó.
Con información de Noticieros Televisa.