Ahora que la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) investiga a profundidad las cuentas bancarias del exlíder sindical de Petróleos Mexicanos (Pemex), Carlos Romero Deschamps, también debería indagar las finanzas del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM). Esa ruta discrecional del dinero podría dar más luz sobre el origen del enriquecimiento del político priísta, que de peón a los 14 años de edad pasó a vivir como jeque.
Hasta el momento se sabe que la revisión de la UIF abarca las cuentas bancarias de su esposa –Blanca Rosa Durán– y sus hijos –Paulina, Alejandro y Juan Carlos Romero Durán–, acostumbrados a derrochar millones de pesos en lujosas propiedades inmobiliarias, autos, joyas, relojes y viajes.
Revisar las finanzas del sindicato necesariamente lleva al flujo multimillonario de recursos extraídos de las arcas públicas de Pemex, es decir, dinero del pueblo mexicano. Y este tema es fundamental, porque a pesar de su quiebra técnica y su crisis profunda, año con año la petrolera destinaba cientos de millones de pesos para consentir a la cúpula sindical.
Tan sólo entre 2016 y 2018 –último trienio del gobierno de Enrique Peña Nieto–, Pemex entregó 1 mil 189 millones 678 mil 794 pesos al STPRM, por los conceptos derivados de las cláusulas 251 y 251 bis del Contrato Colectivo de Trabajo vigente en ese periodo. Ello lo revela el propio sindicato gracias a la Ley General de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental.
De ese total, en 2016 se le transfirió 354 millones 633 mil 90 pesos (de los cuales, 296 millones 533 mil 90.13 fueron por la cláusula 251 bis, y 58 millones 100 mil, por la cláusula 251); en 2017 se le entregaron 405 millones 591 mil 76 pesos (314 millones 325 mil 75 por la 251 bis y 91 millones 266 mil, por la cláusula 251); y en 2018 –el llamado año de Hidalgo–, 429 millones 454 mil 628 pesos (333 millones 184 mil 580 y 96 millones 270 mil 48 pesos, respectivamente).
La cláusula de la cúpula sindical
El reinado de Romero Deschamps –quien bajo presión renunció el pasado 16 de octubre a la dirigencia para enfrentar las acusaciones de corrupción y lavado de dinero que pesan en su contra– logró que el flujo de efectivo al sindicato se diera sobre todo por la cláusula 251 bis. Gracias a ésta, Pemex les pagaba los festejos relacionados con el desfile del 1 de mayo, Día del Trabajo; del 18 de marzo, por el “aniversario de la Expropiación Petrolera”; así como “ayudas” previas al inicio de cada revisión anual, “por concepto de gastos de contratación [sic] derivados de las ‘revisiones anuales al Contrato Colectivo de Trabajo’”.
La generosidad de Pemex con los líderes gremiales no tenía límite. El mismo contrato establecía en su cláusula 251 que “el patrón se obliga a pagar los salarios y prestaciones, viáticos, ayuda para transporte y gastos conexos foráneos a 68 funcionarios del Comité Ejecutivo General, que incluye asesores sindicales y Consejo General de Vigilancia, cinco consejeros sindicales, 89 integrantes de las Comisiones Nacionales Mixtas […] y 159 comisionados nacionales, así como a 12 comisionados adscritos directamente a las órdenes del secretario general del STPRM [Romero Deschamps].
“Asimismo, el patrón [Pemex] pagará salarios y prestaciones, viáticos, ayuda para transporte y gastos conexos (locales) a los comisionados a tiempo completo ante los Comités Locales de Capacitación y ante las Comisiones Mixtas Locales de Seguridad e Higiene a que se refieren las cláusulas 41 y 65 de este contrato, y a los funcionarios sindicales seccionales”.
Agregaba como “excepción al trato de los funcionarios sindicales locales, a los representantes de las secciones 1 y 10 de la Rama de Marina, que en función a su cargo se encuentran comisionados en puertos marítimos diferentes de su centro de adscripción, se les otorga el pago de salarios y prestaciones, viáticos, ayuda para transporte y gastos conexos foráneos, el mismo trato recibirán los 36 secretarios generales de los Comités Ejecutivos Locales de las 36 secciones del STPRM”.
Lo anterior incluía a los comisionados locales de las secciones 42 y 47, “siempre que se encuentren contratados para laborar a bordo de equipos e instalaciones marinas y bajo el sistema de 14 días de trabajo por 14 días de descanso, así como un comisionado de cada una de las secciones 30, 31 y 36, adscrito a las brigadas de exploración en su jurisdicción”.
De tal forma que, a diario, Pemex les pagaba viáticos, ayuda para transporte y gastos conexos locales y foráneos. Ello, señalaba el contrato, independientemente de que también les debía pagar “sueldos, gastos y pasaje redondo a los funcionarios sindicales de los Ejecutivos Locales o a las personas designadas por las asambleas, cuando concurran a las convenciones general o extraordinarias que sean convocadas por el sindicato, siempre que no excedan de una cada 2 años y que se dé aviso al patrón con 15 días de anticipación, aclarándose que esta prestación será por 1 mes. La obligación de pagar sueldos, gastos y pasaje redondo a los comisionados a las convenciones generales, se entiende condicionada a que no sean más de cuatro por cada sección que no tengan delegación, ni más de cinco para las que sí las tengan”.
Como si lo anterior no fuera demasiado, el contrato también establecía que “los funcionarios y comisionados sindicales disfrutarán de vacaciones cuando, terminada su comisión, regresen al servicio del patrón y en aquellos casos en que así lo soliciten, por conducto de la representación sindical autorizada, el comisionado al vencimiento de los ciclos anuales de vacaciones, podrá recibir el importe íntegro de las mismas, sin interrumpir su comisión y los salarios y prestaciones que se le otorguen por ese motivo. En este caso, cuando se dé por terminada su comisión sindical quedará a opción del interesado: reanudar labores sin que proceda ajuste alguno por los períodos de vacaciones liquidados o disfrutar en tiempo parcial o total las mismas efectuando en su caso los ajustes que correspondan”.
Además, “al vencimiento del ciclo vacacional, los funcionarios y comisionados sindicales tanto nacionales como locales, incluidos los comisionados a tiempo completo en las Comisiones Mixtas Locales de Capacitación y Seguridad e Higiene a que se refieren las cláusulas 41 y 65 de este contrato, percibirán una compensación extraordinaria a la base de salario ordinario de 37 días”.
Si por alguna razón esos trabajadores desempeñaron parcialmente sus labores en su puesto de planta o en otro de ascenso y una comisión sindical durante sus vacaciones, Pemex les debía dar una compensación extraordinaria en proporción al tiempo que estuvieron comisionados, así como un pago proporcional del incentivo por asistencia por el lapso laborado en dicho ciclo, a fin de que la suma de ambas proporciones sea de 37 días de salario ordinario como máximo.
Y si alguno de los líderes sindicales enfrentara algún apuro económico, la misma cláusula preveía que a costa del erario de Pemex se le otorgarían préstamos, “los cuales se recuperarán en el ejercicio anual correspondiente de los viáticos y ayuda para transporte y gastos conexos que perciben”.
Además, asumía como profesionales los accidentes que sufrieran los funcionarios y comisionados sindicales locales y nacionales en el desempeño de su comisión. Y entregaba una cuota mensual al Comité Ejecutivo General “para gastos de viaje de sus integrantes”.
Ante las presiones del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, en la reciente negociación del Contrato Colectivo de Trabajo, Romero Deschamps no pudo imponer más esta cláusula, por lo que en 2019 el sindicato no ha percibido esos millones de pesos.
Y ahora que el priísta está fuera del manto de impunidad, debe explicar a los trabajadores petroleros y al pueblo cuál es el origen de su riqueza, ya que tanto alardea de su humilde origen: luego de entrar a Pemex como peón a los 14 años, fue ayudante, obrero, chofer y hasta albañil. Entonces, cómo logró su Rolex, los Lamborghini, los viajes a Europa en jets privados, las propiedades y las jugosas cuentas bancarias.
Artículo publicado por Contralínea.