Los miembros de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES, por sus siglas en inglés) pidieron al gobierno mexicano que “movilice sus autoridades legales y a su Marina para que impida a los pescadores y navíos entrar en el refugio de las vaquitas“, una especie en peligro de extinción, considerada el cetáceo más pequeño del mundo, del cual apenas quedan unos ejemplares en el Golfo de California. Además, pidieron a la secretaría de CITES que evalúe la respuesta mexicana antes de final de año.
No tuvo la misma suerte la rana de cristal, una especie oriunda de Latinoamérica y que se puede encontrar desde México hasta el norte de Argentina, y cuyo comercio internacional Costa Rica pidió sin éxito restringir ante el fuerte declive de su población. La rana de cristal, una especie de apariencia única porque su piel abdominal es casi transparente y deja ver sus órganos, también ha adquirido popularidad entre los coleccionistas de Estados Unidos y Europa.
No son los únicos animales que han recibido la atención de los más de 180 países que integran la Convención durante estas dos semanas de reuniones en Ginebra: mamíferos como elefantes, jirafas, rinocerontes hasta diversos tipos de reptiles, rayas, el tiburón mako y varios tipos de árboles exóticos están entre las 93 nuevas especies que han sido incorporadas a un sistema de control de su comercio para evitar su extinción.
La CITES, creada hace más de 40 años, fija las reglas del comercio internacional de más de 35,000 especies de fauna y flora salvaje y dispone de un mecanismo para sancionar a los países que incumplan esas normas. Sus representantes se reúnen cada 2 o 3 años. “Las decisiones que han salido de esta conferencia van a tener un impacto muy grande porque ayudarán a prevenir extinciones a nivel mundial”, declaró a Efe la secretaria general de la entidad que gestiona el acuerdo, Ivonne Higuero, tras la clausura de la cita este miércoles (28.08.2019).
Jirafas, rayas y tiburones
Entre los animales emblemáticos, la CITES introdujo sete año la jirafa en su anexo II, que somete el comercio internacional a permisos, a condición de que no atente contra la supervivencia de los animales. Los delegados reconocieron por primera vez que el comercio especialmente de piel, cuernos, pezuñas y huesos de jirafas constituía una amenaza para la supervivencia de la especie, que en África ha visto sus poblaciones reducidas en un 40% en tres décadas: quedan menos de 100.000 ejemplares.
Dieciocho especies de rayas y de tiburones y tres de pepinos de mar también fueron incluidos en el anexo II, lo que representa un fortalecimiento de las especies marinas, algunas de las cuales son objeto de gran comercio. La CITES también reforzó la protección de dos especies de nutrias de Asia, la nutria cenicienta y la nutria de pelaje liso, muy apreciadas en Japón como mascotas. Han pasado del anexo II al anexo I, que prohíbe el comercio internacional.
El regulador del comercio mundial de vida salvaje también limitó drásticamente la venta al extranjero de elefantes de África, capturados en la naturaleza para zoos o parques recreativos. Cuatro países del sur de África (Zambia, Namibia, Botsuana y Sudáfrica) pidieron que se les permita vender sus reservas de marfil, lo que se rechazó debido a que las dos últimas ventas autorizadas (en 1998 y 2008) dispararon la demanda y la caza furtiva de elefantes.
Con información de Forbes.