En el ensayo Los Magueyes, plantas de infinitos usos, escrito para Biodiversitas, J. Ramírez apunta que México es centro de origen de la familia Agavaceae, a la cual pertenecen ocho géneros, entre ellos el género Agave. “Son plantas muy agradecidas”, sostienen los campesinos, pues “aunque estén marchitos se dan donde quiera que uno los siembre.”
El botánico cifra en 273 las especies de agaves que se distribuyen en el Continente Americano, desde Dakota, Estados Unidos, hasta Paraguay, y añade que México cuenta con 215, de las cuales 151 son endémicas y se encuentran principalmente en los estados de Oaxaca, Sonora, Coahuila, Durango, Chihuahua y Jalisco.
A su vez, Abisaí García Mendoza, curador de la Colección Nacional de Agaves del Jardín Botánico de la UNAM, refiere en el Boletín UNAM-DGCS-045 que Oaxaca es la zona de mayor diversidad de magueyes de todo el mundo.
En 2018, el investigador universitario reportó el hallazgo en esa entidad de 4 a 8 nuevas especies silvestres de agaves, con las cuales podrían sumar 223 las que existen en México.
Los agaves son aprovechables desde la raíz hasta las púas. Antes de la Colonia se le daban ya cientos de aplicaciones, tanto para uso personal como para la construcción, la agricultura, enseres domésticos, instrumentos musicales, alimentos, medicinas y bebidas espirituosas, entre otros.
La nobleza de este asombroso vegetal incluye su contribución a la retención y conservación de los suelos, por lo cual se le conoce como árbol de las maravillas, según documentó el jesuita José de Acosta en su Historia Natural y Moral de las Indias (1589).
Por su fibrosidad destacan el henequén (Agave fourcroydes), nativo de la Península de Yucatán y que alcanzó auge durante el Porfiriato y hasta los años de 1930, y la lechuguilla, prospera en Nuevo León, Coahuila, Chihuahua, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí e Hidalgo.
De otras especies de importancia social y económica se obtienen bebidas: tequila, del agave azul (Tequilana weber) nativo de Jalisco, Michoacán y Nayarit; mezcal, de diversos agaves como A. angustifolia y A. korwinskii, que crecen en los Valles Centrales de Oaxaca, y pulque, de las variedades A. salmiana, A. apissaga y A. atrovirens, propias del Estado de México, Tlaxcala, Puebla e Hidalgo.
García Mendoza considera importante para la conservación y enriquecimiento genético de los magueyes, propiciar la descendencia fértil de entre 10 y 20 por ciento de sus poblaciones, es decir, que se propaguen por semilla para que florezcan y produzcan fruto, porque emplear hijuelos genera clones genéticamente idénticos a la ‘madre’.
Es conveniente saber que la Colección de Agaves del Herbario Nacional MEXU del Instituto de Biología de la UNAM –la más grande del mundo— cuenta con más de 4,000 registros de puntos de colecta y más de seis mil ejemplares.