En el mundo se genera cada vez más basura. Según un informe del Banco Mundial, los desechos producidos en el planeta en 2016 alcanzaron los 2.010 millones de toneladas, y esta cifra podría dispararse hasta los 3.400 millones en el año 2050, es decir, casi un 70 % más de basura en solo treinta años. Somos hijos de la cultura del usar y tirar y este el precio que estamos pagando: no sabemos qué hacer con tanto desperdicio.
Derf Barcker lo cuenta con mucho tino en Basura, un divertido y estridente cómic de ficción en el que documenta, en medio de las peripecias de tres amigos basureros, la cruda realidad de cuáles son nuestros residuos y adónde van: “…si acumulásemos la basura que generan todas las naciones del planeta en un solo año, obtendríamos un vertedero de más de 400 hectáreas y 120 metros de profundidad; y para cubrir nuestras necesidades de basura durante los cien próximos años, este vertedero crecería hasta 650 km², esto es, el tamaño de Los Ángeles y cuatro quintas partes de Nueva York…”
En el reino de la basura, el plástico es soberano
Te invitamos a hacer un pequeño ejercicio de observación: mira a tu alrededor y calcula cuántos elementos de los que ves contienen plástico… Igual ya has parado de contar para concluir con un indefinido “casi todos”, ¿verdad?
Y es que, aunque hace unos 150 años del descubrimiento de este material y solo somos la tercera generación que utiliza plásticos de forma masiva, es tan versátil que prácticamente lo usamos para todo. Tanto, que ya ha colonizado el mar: el 80 % de las islas de basura flotantes que hay en él están formadas por este material. Además, se puede encontrar incluso en los estratos rocosos de la Tierra, dando lugar a lo que los científicos ya llaman la era geológica del Antropoceno, o lo que es lo mismo, aquella en la que la huella de la humanidad en el planeta se ha hecho visible.
El plástico ha sido y es clave para el progreso, pero también se ha convertido en una terrible amenaza para el planeta que urge afrontar. Las instituciones y el sector privado tienen mucha responsabilidad en esto, la UE ya ha aprobado una normativa para la prohibición del plástico de un solo uso, pero el compromiso de cada uno de nosotros de cambiar nuestra forma de vivir reduciendo el plástico que usamos en el día a día será la solución determinante.
Manuales de cabecera para dejar el plástico
Pero ¿es posible reducir el uso del plástico en nuestro día a día sin cambiar de manera radical nuestra forma de vivir? Taxativamente sí, el escritor y divulgador ambiental José Luis Gallego nos da algunas pistas de cómo hacerlo en su libro Plastic détox. En lo que es algo parecido a un manual de autoayuda, pero enfocado a la vida sostenible, el escritor recoge 50 ideas reducir el uso de plástico en las principales situaciones de nuestra vida cotidiana, además de una guía breve para entender algunos conceptos técnicos del mundo de los plásticos e incluso unas páginas en blanco para ir anotando nuestras experiencias personales en el cometido de crear un mundo menos contaminado de este residuo.
Y es que la culpa no es del plástico, sino de los abusos diarios que hacemos de él, a veces sin darnos ni cuenta. Porque, ¿de verdad es imprescindible desgajar una naranja y ponerla en un plástico cuando la naturaleza ya la ha dotado de un envoltorio estupendo? El propio escritor contaba en Twitter una anécdota muy gráfica sobre el abuso en el uso de plástico: se encontró su libro en el escaparate de una librería envuelto en plástico para protegerlo del polvo o del sol, ironías de la vida:
Ayer vi a #PlasticDetox en el aparador de una librería de Burgos ?… en la que el librero tiene por costumbre… ENVOLVER LOS LIBROS EN PLÁSTICO! ? Mátame camión! pic.twitter.com/U42e5UEQT8
— Jose Luis Gallego (@ecogallego) 3 de abril de 2019
‘Deja el plástico’, de Will McCallum es otra alternativa literaria con un título en vocativo que nos apela a luchar contra la basura inútil de cada día: dejar de beber el café en vasos de usar y tirar, lavarnos el pelo con champú en pastilla, poner la ropa en la lavadora dentro de una bolsa de rejilla que impida que se liberen microfibras… Pequeños gestos para reducir los residuos plásticos recogidos en las erres de la economía circular: rechazar el plástico siempre que tengamos la oportunidad, reducir su consumo, reutilizar el que podamos y reciclar todo lo que sea posible.
Con información de sostenibilidad.com