En nuestro planeta hay millones de especies que conocemos y muchas que aún quedan por descubrir. La concienciación que en los últimos años se va teniendo sobre la protección y el cuidado del medio ambiente nos ha revelado que nosotros mismos, los seres humanos, hemos alterado el equilibrio de la naturaleza hasta enfrentarnos a la mayor tasa de extinción de especies desde que perdimos a los dinosaurios hace más de 60 millones de años, con la salvedad de que en esta ocasión la rápida extinción de las especies en la Tierra es el resultado de nuestra actividad humana.
El Día de la Tierra, que se conmemora hoy, intenta concienciar al mundo cada 22 de abril de la necesidad de proteger el medio ambiente y la conservación de la Tierra. Este año el lema hace referencia a la biodiversidad de especies que hay en el planeta: “Protejamos nuestras especies”.
La destrucción global y sin precedentes a la que asistimos a nuestro alrededor, junto a la reducción de las poblaciones de plantas y de vida silvestre están directamente relacionadas con la actividad humana: el cambio climático, la contaminación, la deforestación, la agricultura insostenible y los pesticidas, el tráfico y la caza furtiva de animales, la pérdida de hábitat… son, entre otros, impactos decisivos en lo que nos rodea.
Al referirnos a la biodiversidad, que es la variedad de seres vivos que existe en el planeta, la cantidad de especies de flora y fauna que desaparece en la Tierra se estima que ronda entre las 150-200 cada 24 horas. Este ritmo merma a pasos agigantados la biodiversidad del planeta y, por desgracia, los humanos tenemos tanto que ver en el problema que el ritmo actual es mil veces mayor que si fuera una extinción natural de especies.
Donald Falk, catedrático de Ecología de la Universidad de Arizona, lo explica de esta manera tan ilustrativa: “Las especies son como ladrillos en la construcción de un edificio. Podemos perder una o dos docenas de ladrillos sin que la casa se tambalee, pero si desaparece el 20% de las especies, la estructura entera se desestabiliza y se derrumba. Así funciona un ecosistema”.
El planeta está al borde del colapso casi sin darnos cuenta, ya que producimos 150 millones de toneladas de plástico de un solo uso cada año y, de ellas, ocho millones de toneladas acaban en el mar; en los últimos 25 años el nivel del agua del mar ha subido el doble de lo previsto; el 40% de la población mundial tiene ya problemas por la escasez de agua… y si el planeta consumiera al ritmo que lo hace España, el 11 de junio se nos agotarían los recursos de la Tierra para un año.
Por si esto fuera poco, la contaminación, como alerta Naciones Unidas, es responsable de una de cada seis muertes a nivel mundial, matando a más personas incluso que la guerra, el hambre o los desastres naturales.
Por estos motivos está más que justificado conmemorar hoy en todo el mundo el Día de la Tierra, y hacerlo no como una celebración aislada, sino como un recuerdo constante de lo que nos jugamos a diario con nuestro planeta. Los efectos devastadores de la acción humana los estamos sufriendo hoy en día, por lo que más que intentar dejar un mejor planeta a las próximas generaciones, estamos hablando de poder vivir de manera sostenible en los próximos años gracias a la concienciación a través de la educación para lograr una ecología integral: es decir, una ecología ambiental, económica y social; una ecología cultural; una ecología de la vida cotidiana; una ecología guiada por el principio del bien común y también por la justicia entre países, continentes y generaciones.
Celebramos el Día de la Tierra, conocido también en muchos países como de la Madre Tierra, para recordar que el planeta y sus ecosistemas nos dan la vida y el sustento, y que asumimos la responsabilidad colectiva de fomentar esta armonía con la naturaleza y la Madre Tierra.
Esta jornada, designada por Naciones Unidas, nos brinda la oportunidad de concienciar a todos los habitantes del planeta sobre los problemas que afectan a la Tierra y a las diferentes formas de vida que en él se desarrollan, porque la Tierra y sus ecosistemas son nuestro hogar, así que para alcanzar un justo equilibrio entre las necesidades económicas, sociales y ambientales de las generaciones presentes y futuras, es necesario promover la armonía entre ambos.
El Día de la Tierra es una jornada festiva celebrada por más de mil millones de personas en 190 países. Manifestaciones con el color verde como protagonista, plantación de árboles, limpieza de bosques y playas y actividades en defensa del medio ambiente y de concienciación política protagonizarán esta jornada.
El promotor de la celebración fue el senador estadounidense Gaylord Nelson, quien instauró en 1970 este día para crear una conciencia común a los problemas de la contaminación, la conservación de la biodiversidad y otras preocupaciones ambientales para proteger la Tierra. En aquel año se inició un movimiento medioambiental en Estados Unidos que sacó a la calle a 20 millones de personas para luchar por un entorno más saludable.
Tras la exitosa manifestación se logró concienciar también a los políticos sobre la importancia de la naturaleza y el cuidado del medio ambiente, y se creó la Agencia de Protección al Medio Ambiente de Estados Unidos, que se encarga de las leyes para conseguir aire limpio, agua potable y conservar especies en peligro de extinción
Desde hace casi 50 años, organismos internacionales y estados intentan crear una conciencia medioambiental para preservar el planeta. De hecho, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano de 1972 celebrada en Estocolmo sentó las bases de la toma de conciencia mundial sobre la relación de interdependencia entre los seres humanos, otros seres vivos y nuestro planeta y por eso se estableció el 5 de junio como el Día Mundial del Medio Ambiente, a la vez que se creó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que es la agencia de la ONU encargada de establecer la agenda ambiental a nivel global.
En 1992, más de 178 países firmaron la Agenda 21, la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, y la Declaración de Principios para la Gestión Sostenible de los Bosques en la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo UNCED. En el año 2005, la Asamblea General declaró 2008 como el Año Internacional del Planeta Tierra para promover la enseñanza de las ciencias de la Tierra y facilitar a la humanidad los instrumentos necesarios para el uso sostenible de los recursos naturales.
En 2012 se celebró la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo Sostenible, también conocida como Río+20. Su resultado fue un documento que contenía medidas y prácticas para un desarrollo sostenible. Además, los estados miembros decidieron emprender un proceso para establecer los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que se basarían en los Objetivos de Desarrollo del Milenio y coincidirían con la Agenda para el desarrollo después de 2015.
Este año también se celebra el noveno Diálogo sobre armonía con la naturaleza de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que tendrá lugar hoy, día 22 en la Sede de la ONU de Nueva York, en el Salón del Consejo de Administración Fiduciaria, y que girará en torno al tema ‘La Madre Tierra en la aplicación de la educación sobre el cambio climático’. El 23 de septiembre, además, se celebrará la Cumbre del Clima, organizada por el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, para hacer frente al cambio climático y acelerar la aplicación del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático.
En definitiva, son muchos los pequeños gestos que cada uno podemos hacer a diario para cuidar la Casa Común que es nuestro planeta. El más eficiente, sin duda alguna, es actuar como si todos los días fueran la jornada que conmemoramos hoy: el Día de la Tierra.
Con información de El País.