Una nueva política para negarle asilo a aquel que se presente en la frontera con México después de cruzar otro país amenaza con incrementar el hacinamiento en los ya de por si sobrepoblados centros federales de detención migratoria y áreas provisionales para detenidos.
Fotografías y videos de la visita del viernes del vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, a McAllen, Texas, muestran a hombres encaramados detrás de celdas de malla ciclónica, y permitieron echar el vistazo más reciente a las miserables condiciones de vida en las instalaciones de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus iniciales en inglés). Las mujeres están detenidas en tiendas más pequeñas.
La Patrulla Fronteriza mantuvo a 900 personas en un área con capacidad para 125 en El Paso, Texas, según el informe interno de un organismo de vigilancia del Departamento de Seguridad Nacional después de realizar una visita inesperada en mayo pasado. Los inspectores vieron a algunos detenidos parados sobre inodoros para poder respirar. Los agentes dijeron que había personas que llevaban semanas encerradas en celdas sin espacio para sentarse o recostarse.
Un marcado descenso en el número de cruces fronterizos ilegales, una tendencia estacional a medida que aumentan las temperaturas, ha aliviado temporalmente la presión sobre las instalaciones. La Patrulla Fronteriza tiene menos de 10 mil personas bajo custodia, una importante reducción respecto a las 19 mil de mayo pasado, según un funcionario federal que habló a condición de guardar el anonimato a fin de difundir las cifras.
El sector del Valle del Río Grande de la Patrulla Fronteriza, la zona en la que se registra el mayor número de ingresos ilegales, fue el único de los nueve sectores de la frontera con México que reportó sobrecupo el miércoles, con alrededor de seis mil detenidos, comentó el funcionario. En la zona de El Paso el número cayó a tan sólo 500.
Sin embargo, la falta de espacio es alarmante y detener a las personas a las que se les niegue asilo hasta que sean repatriadas sólo podría generar más problemas.
El Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) opera centros de detención a largo plazo que están mucho mejor equipados, aunque la agencia también está rebasada. Actualmente retiene a más 53 mil personas, cifra que ronda su máximo histórico y se encuentra por encima de su tope presupuestal para 45 mil 274 personas, incluyendo dos mil 500 puestos destinados a familias.
En respuesta al poco espacio para la detención de familias, el ICE ha dejado en libertad a más de 200 mil familiares desde octubre en apego a una nueva práctica que no permite tiempo para organizar traslados mientras están custodiados. Actualmente tiene a 311 personas en familias.
La dependencia dijo este miércoles que constantemente evalúa sus requerimientos de detención y alternativas.
“Asegurarnos de que existan suficientes camas disponibles para atender la demanda actual de espacios de detención es fundamental para el éxito de la misión general del ICE”, mencionó la agencia en un comunicado.
Funcionarios de la CBP no respondieron de inmediato a las solicitudes de comentarios.
El cambio drástico en la política entró en vigor el martes, negándole asilo a cualquier persona que deba atravesar México para llegar a Estados Unidos vía terrestre. La medida tendrá un mayor impacto en los guatemaltecos y hondureños, que representan a la mayoría de los arrestados por la Patrulla Fronteriza y que suelen emigrar en familia.
De sobrevivir a las impugnaciones legales, la medida podría afectar a personas originarias de cualquier país que lleguen desde México, a menos que previamente se les haya rechazado una solicitud de asilo en otro país. Existen excepciones para las víctimas de “casos severos” de tráfico de personas, así como otros tipos de protecciones humanitarias similares al asilo, pero cuyos parámetros son mucho más difíciles de alcanzar.
Con información de La Jornada.