El incendio que estalló hace diez días en la zona de exclusión de la central nuclear de Chernóbil ha alcanzado la localidad ucraniana de Prípiat. Las llamas se encuentran a dos kilómetros de los depósitos con residuos radiactivos de la planta que sufrió en 1986 la mayor catástrofe atómica de la historia. Prípiat, la localidad donde vivían las familias de los operadores de la central cuando se averió el cuarto reactor el 26 de abril de 1986, es ahora una ciudad fantasma.
“La situación es crítica. La zona está en llamas. Las autoridades rinden cuentas de que todo está bajo control, pero en realidad el fuego está invadiendo de manera inusitada nuevos territorios”, ha escrito el miembro del consejo público adscrito a la Agencia Estatal para la Gestión de la Zona de Exclusión, Yaroslav Yemeliánenko, en su cuenta de Facebook.
Yemeliánenko alertó que los bomberos llevan diez días intentando sofocar el incendio, pero que debido al fuerte viento reinante, el fuego sigue avanzando en dirección a la central. En los últimos días activistas se han dedicado a cavar trincheras y hacer cortafuegos para evitar que el fuego alcance la zona de la central, donde un moderno sarcófago cubre desde 2016 el averiado cuarto reactor y, según sus constructores, garantizará su seguridad durante los próximos cien años.
En cambio, el Servicio Estatal para Situaciones de Emergencia de Ucrania ha informado de que el fuego que se declaró en una zona boscosa de la zona de exclusión ya fue sofocado y que lo único que quedan son algunos “focos aislados”. Asimismo, se ha precisado que el nivel de radiación en la zona de exclusión no ha variado y en la zona de Kiev y sus alrededores los niveles también están por debajo de la norma. Según las autoridades, casi medio centenar de operarios trabajan en la extinción del fuego, lo que incluye hidroaviones y helicópteros.
El pasado 6 de abril las autoridades informaron sobre la detención de un hombre, quien confesó que había prendido fuego a la hierba “por diversión” y que el incendio “se le fue de las manos”. Además, en el año 2017 los servicios de emergencia ucranianos ya tuvieron que sofocar una humareda procedente del tercer reactor, cerrado en diciembre de 2000.
En los últimos meses se ha disparado el número de turistas que visitan la zona, que en agosto había alcanzado los 75.000 visitantes atraídos por el turismo extremo y la serie de televisión “Chernóbil”. De acuerdo con evaluaciones oficiales, la explosión ocurrida en Chernóbil esparció hasta 200 toneladas de material con una radiactividad de 50 millones de curies, equivalente a 500 bombas atómicas como la lanzada en Hiroshima. La radiación continúa afectando a miles de habitantes de Bielorrusia, Ucrania y Rusia, donde se halla el 70 % de los casi 200.000 kilómetros cuadrados de terrenos contaminados.
Con información de El diario. es