Autoridades argentinas no podían creer lo que veían en la televisión; una aeronave con casi una tonelada de cocaína secuestrada en Quintana Roo había partido desde sus tierras. De inmediato, abrieron una investigación para saber si los pilotos de origen boliviano, detenidos por elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), habían logrado burlar los controles aeroportuarios o habían hecho una escala antes de partir a Cozumel.
La Fiscalía de Delitos Complejos de Salta, con jurisdicción en el aeropuerto utilizado por los narcotraficantes, confirmó las identidades de los detenidos por el Ejército y la Fuerza Aérea: Aldo López Matienzo, de 51 años, y Miguel Ángel Blásquez Vallejos, de 43.
El portal Milenio pudo reconstruir, a partir de la investigación argentina, que los pilotos bolivianos aterrizaron la aeronave la tarde del lunes en el Aeropuerto Internacional Martín Miguel de Güemes. Pasaron la noche en un hotel, volvieron a la pista, cargaron combustible y finalmente despegaron a las 05:00 horas del martes con la ciudad de Cozumel como destino final.
El fiscal de esa unidad, Ricardo Toranzos, realizó una inspección en el hotel y en el aeropuerto y pidió la colaboración de la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar).
Milenio pudo saber que antes de despegar, el avión fue revisado al menos por dos instituciones: la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) y por la Aduana. Los perros antinarcóticos no detectaron presencia de estupefacientes. La torre de control, entonces, les dio luz verde a los pilotos para partir.
Los investigadores revisaron las cámaras de seguridad para saber si los pilotos contaron con la ayuda de un empleado del aeropuerto, pero tres indicios los hacían pensar que en realidad la droga fue cargada en una escala no informada en Bolivia o Perú. Primero: el resultado negativo de los dos controles. Segundo: el riesgo de volar la aeronave con tanque lleno y casi mil kilos de cocaína. Tercero: las bolsas que cubrían los 32 paquetes de origen chino pero muy usadas en territorio boliviano.
La Fuerza Aérea persiguió la aeronave. Los narcotraficantes quisieron escapar, pero no tuvieron otra alternativa más que aterrizar en el Aeródromo de Mahahual. Ya en tierra, elementos del Ejército aseguraron el cargamento y pusieron todo a disposición de la justicia.
Según un investigador argentino, un kilo de cocaína cuesta mil 500 dólares en Bolivia, uno de los tres países productores a nivel mundial, junto con Perú y Colombia. Una vez en Salta, de donde partió, 3 mil dólares. Y en la ciudad de Buenos Aires, capital de la Argentina, cotiza por lo menos en los 4 mil 500 dólares. Claro está: mientras mayor pureza, mayor valor.
Pero este cargamento tenía como destino México: Si los narcos hubieran “coronado”, habrían hecho un negocio 12 millones de dólares.
No es la primera vez que Blásquez Vallejos pierde. Un año atrás, el 9 de febrero de 2019, el piloto no pudo controlar su Piper PA-23 Aztec, matrícula LV-JOH, a la altura del campo Los Mestizos, próximo a Cuatro Cañadas, centro de Bolivia.
Muy cerca de allí había una pista clandestina presuntamente usada por narcotraficantes. Él y su acompañante terminaron hospitalizados por las quemaduras en sus cuerpos luego de que la avioneta se incendió. Blásquez Vallejos también manejaba aviones comerciales.
Según el registro de la Dirección General de Aeronáutica Civil de Bolivia, este hombre de 43 años tenía la licencia para prestar servicios como piloto de “monomotores y multimotores terrestres de hasta 5 mil 700 kilos de peso bruto máximo. Las fotos que MILENIO publica en exclusiva lo muestran en aeronaves de la empresa boliviana Amaszonas.
El fiscal Toranzos necesita dos datos clave para confirmar que los mil kilos de cocaína no fueron cargados en Argentina sino en otro país, así como saber cuánto combustible quedaba en el tanque y qué trayecto registró el GPS de la aeronave secuestrada.
Por eso enviará un exhorto a México para acceder a la información de la causa inicial. Tal vez determinen en una segunda etapa que ésta es una ruta nueva de los narcos, pero la investigación recién comienza.
Con información de Milenio.