La presencia humana en la península de Yucatán se remonta al Paleolítico. La mayor parte de estos antiguos restos se han encontrado en los conocidos cenotes (cuevas sumergidas o sumideros) cerca de la ciudad de Tulum, situada en la costa caribeña, dentro del estado de Quintana Roo.
Uno de los esqueletos más viejos del continente americano, documentado en 2017 y que pertenecía a un hombre que vivió hace unos 13.000 años conocido como Chan Hol 2, apareció precisamente en este lugar. Y el mismo equipo de investigadores responsable de ese hallazgo ha encontrado ahora un nuevo grupo de huesos que pertenecen a una mujer de hace más de 9.900 años que estaba terriblemente deformada.
Uno de los esqueletos más antiguos del continente americano también se encontró en la cueva de Chan Hol
Este es el tercer conjunto de osamenta de un humano paleoindio descubierto por los arqueólogos de la Universidad de Heilderberg en las cuevas subterráneas de Chan Hol, según explican en un estudio que acaba de seR publicado en la revista PLOS ONE . “Chan Hol 3 es una mujer de unos 30 años con tres traumas craneales”, escribe Wolfgang Stinnesbeck, autor principal del trabajo.
“También hay evidencias de una posible enfermedad bacteriana que causó una alteración severa de los huesos parietales y occipitales posteriores del cráneo. Esta es la primera vez que se informa de la presencia de dicha enfermedad en un esqueleto paleoindio en las Américas”, añade el especialista sobre estos restos que datan de la última edad de hielo (Pleistoceno tardío).
Los huesos aparecieron en el suelo del cenote de Chan Hol (University of Heilderberg)
La cueva Chan Hol se inundó hace unos 8.000 años debido al calentamiento global y al aumento del nivel del mar después de la última glaciación. En este intrincado sistema de cuevas cerca de la costa en la parte oriental de la península de Yucatán se han hallado un total de diez esqueletos prehistóricos “que no siempre están completos, pero si están bien conservados”.
“Una de las características especiales de los esqueletos de Tulúm es que tienen rasgos de cráneo de cabeza redonda (mesocefálico) y, por lo tanto, difieren de la morfología de cabeza larga (dolicocéfalo) de los paleoindios del centro de México y América del Norte”, apunta el profesor Stinnesbeck.
El esqueleto de la mujer está completo al 30% (University of Heilderberg)
Los autores del estudio entienden que esta es una clara indicación “de que dos grupos paleoindios morfológicamente diferentes vivieron en América en ese momento”. “Es posible que hayan llegado al continente americano desde diferentes lugares de origen. O puede ser que un pequeño grupo de colonos tempranos vivía aislado en la península de Yucatán y rápidamente desarrolló una morfología del cráneo diferente”, indican.
El cráneo de la mujer encontrada recientemente tiene varias lesiones, aunque no tiene porque ser la causa de la muerte. Los científicos también encontraron evidencia de una infección, presumiblemente causada por bacterias del grupo Treponema, que causó un cambio importante en sus huesos craneales.
El cráneo es redondeado (mesocefálico), diferente de los indios del centro de México y América del Norte (University of Heilderberg)
Al igual que con los otros esqueletos de Tulúm, se encontraron caries en sus dientes, lo que podría indicar una dieta con un alto contenido de azúcar. En contraste, la mayoría de los esqueletos de los indios del centro de México y América del Norte mostraron dientes desgastados sin caries, lo que señala la ingesta de comida dura.
Para averiguar la edad exacta de los restos, los investigadores utilizaron un método basado en la desintegración radiactiva del uranio y su conversión en torio. Los isótopos de uranio-torio fueron datados en una corteza de cal que había crecido en los huesos del esqueleto en la cueva originalmente seca de Chan Hol (que en maya significa pequeño pozo).
Dos investigadores, analizando los restos óseos (University of Heilderberg)
Los especialistas de la Universidad de Heildeberg creen que, tanto este descubrimiento como el del hombre documentado en 2017 -de al menos 13.000 años, basándose en una estalactita que había crecido en el hueso de la cadera-, son una evidencia del inesperado asentamiento temprano del sur de México.
Con información de La Vanguardia.