La nueva arquitectura tropical: chukum, palapa y agua del cielo

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La Riviera Maya enfrenta un clima intenso: calor constante, humedad alta y un mar turquesa que domina el paisaje. En este contexto, un puñado de arquitectas y arquitectos peninsulares está replanteando la manera de habitar el trópico. Su fórmula combina tres ingredientes ancestrales y de vanguardia a la vez: el chukum, la palapa y los sistemas de captación de lluvia. El resultado no solo es estético; es una respuesta climática, cultural y económica que seduce tanto a inversionistas de lujo como a familias y cooperativas mayas.

Chukum: el estuco que “respira”

El chukum es un recubrimiento elaborado con la resina del árbol Havardia albicans, endémico de Yucatán.

Los mayas lo usaban desde antes de la Conquista para sellar cenotes y cisternas (chultunes) por su capacidad hidrófuga. Hoy, estudios como CO-LAB Design Office o Taller Estilo Arquitectura lo han convertido en sello de identidad caribeña:

Termorregulación natural. Su tono beige‑rosado refleja hasta 45 % de la radiación solar y mantiene interiores hasta 4 °C más frescos que el block desnudo.

Acabado orgánico. Sin pintura adicional, evita la emisión gradual de compuestos volátiles y reduce mantenimiento.

Menor huella de CO₂. Al sustituir pintura acrílica y estucos de cemento, ahorra aproximadamente 0.8 ton de emisiones por vivienda de 120 m² según cálculos del Instituto Mexicano del Cemento y del Concreto.

Palapa: ventilación que cuenta historias

La palapa, esa cubierta de palma que vemos sobre cenadores playeros, es en realidad una sofisticada máquina de climatización pasiva. Los artesanos entrelazan hojas de huano (Sabal yapa) formando una “piel” que:

La nueva arquitectura tropical: chukum, palapa y agua del cielo
  • Expulsa el aire caliente mediante el efecto chimenea (el calor sube y sale por los entrepaños).
  • Tolera huracanes categoría 3 si se respeta la inclinación mínima de 55°.
  • Se regenera cada 8‑10 años con podas programadas, lo que dinamiza economías rurales.

Arquitectos contemporáneos la combinan con estructuras de bambú guadua o madera certificada para crear naves diáfanas sin necesidad de aire acondicionado. Un ejemplo icónico es Casa Palapa (Tulum, 2023) de Arquitectura Mixta, donde la estancia principal—sin muros—mantiene 27 °C a pleno agosto gracias al flujo cruzado.

Captar la lluvia: cisternas que no son lujo, sino seguro de vida

En Quintana Roo caen en promedio 1 300 mm de lluvia al año, pero buena parte se pierde entre carreteras y suelo kárstico. Integrar captación pluvial cierra el círculo de autosuficiencia:

  • Diseño del techo. Las cubiertas de palapa se intercalan con canales de chukum impermeabilizado que conducen el agua a bajantes.
  • Primera descarga y filtrado. Un dispositivo sencillo elimina hojas y polvo antes de la cisterna.
  • Almacenamiento subterráneo. Tanques revestidos con chukum evitan filtraciones al manto freático y proporcionan agua para riego, WCs y lavado. Una vivienda promedio de 90 m² puede recolectar hasta 90 000 L anuales—suficiente para cubrir sanitarios y jardinería todo el año.

El ahorro no es menor: una familia puede recortar 35 % de su recibo eléctrico al dejar de usar la bomba del pozo y 20 % en consumo de agua potable, según datos de la Conagua (2024).

Beneficios culturales y turísticos

Más allá de la ingeniería, estas casas narran la historia viva del Mayab. Visitar una construcción de chukum y palapa es tocar la textura del monte; oler la palma recién trenzada es un regreso al tianguis de Felipe Carrillo Puerto. Para quienes apuestan al turismo consciente, la arquitectura bioclimática es un diferenciador rotundo frente al cemento uniforme de los paquetes Todo Incluido.

Hoteles boutique de la zona, reportan ocupaciones por arriba del 80 % en temporada baja gracias a su estética “eco‑luxury”. Los huéspedes pagan por la experiencia integral: dormir con el canto de las chicharras, ducharse con agua de lluvia tibia y saber que cada elemento proviene de un radio menor a 200 km.

Retos y oportunidades

No todo es miel sobre hojuelas de huano. La normativa urbana de algunas ciudades aún limita la altura de palapas; hay escasez de resina de chukum certificada; y la falta de créditos verdes encarece la inversión inicial (5‑8 % más que un bloque‑yeso convencional).

La casa tropical del siglo XXI

La casa tropical del siglo XXI en Quintana Roo no necesita aire acondicionado a 18 °C ni fachadas de cristal. Basta escuchar la sabiduría del monte: sellar con chukum, respirar bajo palapa y cosechar el regalo infinito de la lluvia. Ahora que se busca reducir emisiones y reconectar con la tierra, la arquitectura peninsular ofrece un modelo replicable más allá del Caribe—un ejemplo que México podría implantar en cada zona cálida del país, desde las costas de Nayarit hasta el sotavento veracruzano.

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