Científicas de la Universidad Nacional, junto con colegas de España y Francia, estudian las nebulosas planetarias para saber cómo eran sus estrellas predecesoras y determinan datos como densidad, masa y luminosidad.
Con un abordaje poco explorado hasta la fecha, al examinar en conjunto y de forma homogénea esta gran cantidad de objetos, el equipo internacional recurre a la luz que emiten las nebulosas planetarias para encontrar pistas sobre sus estrellas progenitoras, explicó Gloria Delgado Inglada, investigadora del Instituto de Astronomía y primera autora del artículo.
El estudio internacional, en el que también participan Grazyna Stasinska, del Observatorio de Meudon, Francia, y Jackeline Rechy García, del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica de la UNAM, fue aceptado para su publicación en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
“El siguiente paso es comparar los datos observacionales que tenemos con modelos teóricos que estamos calculando para poder deducir las masas de las estrellas progenitoras”, señaló Delgado.
¿Qué son?
Las nebulosas planetarias son la última fase en la vida de muchas estrellas como nuestro Sol. Al final de su existencia estas estrellas arrojan al medio interestelar parte de sus capas externas enriqueciendo su entorno con elementos químicos formados en su interior.
“Las nebulosas planetarias son el estadio final de la evolución de las estrellas con masa en el rango entre una y ocho masas solares. Éstas acaban su vida expulsando las capas exteriores por lo que queda sólo su núcleo, que es muy caliente. La capa exterior se va expandiendo y cuando la estrella lo ioniza, entonces ese gas brilla y por eso lo podemos ver”, abundó Jorge García Rojas, del Instituto Astrofísico de Canarias, España.
En su investigación, los astrónomos han recopilado datos espectroscópicos públicos de casi 500 nebulosas planetarias de 13 galaxias cercanas.
Algunas de las galaxias son espirales, como la nuestra, y en ellas todavía se están formando nuevas estrellas. Otras son elípticas, en las que hace tiempo que no hay creación estelar. Estas diferencias en las historias de las galaxias implican que las estrellas precursoras de las nebulosas planetarias que vemos ahora deben ser diferentes en los distintos tipos de galaxias. “Por ejemplo, en las que no tienen formación estelar reciente, no esperamos encontrar nebulosas planetarias que vengan de una estrella con masa relativamente alta; esas estrellas ya debieron haber muerto hace mucho tiempo y la nebulosa planetaria desaparecido”, precisó Delgado.
Durante varios años, los expertos recopilaron los datos que había de las nebulosas (información publicada, observaciones, espectros, luz). “Tenemos 13 galaxias porque sólo las nebulosas planetarias que están relativamente cerca las podemos ver con el detalle suficiente para poder extraer la información que necesitamos”, añadió.
Muchas de éstas, aun estando en galaxias relativamente lejanas, brillan como faros y posibilitan analizar elementos como oxígeno, helio, nitrógeno, azufre y argón.
“Es un estudio similar a hacer arqueología, pero prefiero decir que hacemos autopsias estelares. Es un trabajo para averiguar cómo era la estrella y que características tenía cuando brillaba al consumir combustible en su núcleo. La luz recibida de su cadáver nos da mucha información al respecto”, señaló García.
Identificación de impostoras
Uno de los resultados más interesante fue identificar alrededor de 30 nebulosas impostoras. El examen cuidadoso realizado por los especialistas permitió reconocer a algunas regiones H II compactas que previamente fueron clasificadas como nebulosas planetarias por otros autores.
La luz de éstas también ofrece datos de parámetros físicos que los astrónomos pueden calcular, como densidad, luminosidad y masa de ese gas, y a partir de ellos esperan averiguar la masa de las estrellas progenitoras.
Como la luz que les llega de las nebulosas contiene información sobre el tipo de estrella del que procede, el objetivo final es indagar las variantes entre las poblaciones de estrellas que han dado lugar a las nebulosas planetarias que vemos actualmente en cada galaxia.
“Ya hemos encontrado algunas diferencias. El siguiente paso es comparar los datos observacionales que tenemos con modelos teóricos que estamos calculando para poder deducir las masas de las estrellas progenitoras. Después, veremos si lo que encontramos concuerda o no con lo que sabemos de la historia de formación estelar de cada galaxia”, resumió Delgado.
Con información de UNAM.