A pesar de contar con un marco jurídico que establece el papel de los medios de comunicación en la erradicación de la violencia contra las mujeres, es común ver contenidos que normalizan la violencia en su contra, reproducen estereotipos sexistas y centran la cobertura noticiosa de la violencia contra las mujeres en el escándalo, el drama y el amarillismo.
“Básicamente, las mujeres son representadas de dos formas: como víctimas sin poder de superar su experiencia, o como quienes provocan la violencia”, señala la investigadora mexicana Aimé Vega en el estudio “La representación social de la violencia contra las mujeres y las niñas en la agenda mediática en México”.
De ahí la necesidad de elaborar una guía sencilla y práctica para informar sobre los delitos sexuales y los feminicidios, dos de las formas de violencia contra las mujeres que más interés y cobertura mediática generan.
La guía, elaborada por la Conavim, retoma y sintetiza a manera de infografía recomendaciones ampliamente abordadas en diversos manuales, estudios, códigos de ética y diversas leyes, tanto nacionales como internacionales, bajo un enfoque de derechos humanos.
Varios de los consejos incluidos en la guía tienen que ver con la urgencia de erradicar los roles y estereotipos de género en los medios, una de las recomendaciones más abordadas en los distintos instrumentos, pero que sigue siendo uno de los principales retos pendientes de los medios de comunicación, tanto en los programas y contenidos de entretenimiento, como en la forma de reportar las noticias, la selección de las fuentes, la poca presencia de mujeres en ciertos espacios, la sexualización del cuerpo femenino y los comentarios misóginos y sexistas recurrentes en medios impresos y electrónicos.
Otro de los grandes puntos es la necesidad de modificar el lenguaje para visibilizar y centrar el problema de la violencia en las personas agresoras, y no en las víctimas. Esto permite entender que la violencia contra las mujeres es violencia perpetuada (principalmente) por hombres, muchas veces cercanos a ellas.
La guía está especialmente pensada para quienes trabajan en los medios de comunicación, aunque su difusión es igualmente recomendable en universidades y centros de estudio y entre el público en general, en cuyas manos está la decisión de optar por uno u otro medio o contenido y, con ello, influir en la calidad de lo que llega a nuestras pantallas y a nuestras manos.