La pandemia del COVID-19 obliga a reforzar los hábitos de higiene, no solo la personal lavando con mayor precisión nuestras manos y aquellas partes del cuerpo que estén más expuestas al contacto físico y a la intemperie, la limpieza de nuestros hogares, oficinas y espacios públicos también son entornos que han sumado dinámicas de aseo muy puntuales.
El tapete sanitizante era un artículo que no se tenía muy en cuenta en las rutinas diarias del aseo, sin embargo, ahora se ha convertido en un producto que es de suma importancia para evitar, dentro de lo posible, la propagación de la suciedad y que virus como el COVID-19 no lleguen a espacios más íntimos como nuestra casa.
Hay quienes son aficionados a los tapetes convencionales que ayudan a reducir la cantidad de lodo, agua sucia y otros residuos que habitualmente se quedan en la suela de los zapatos, pero la diferencia con el tapete sanitizante es que éste tiene una estructura particular con bordes o paredes, capaz de contener agua y jabón para enjuagar y/o desinfectar de manera más uniforme la planta del calzado antes de ingresar a un espacio que está limpio.
El objetivo del tapete sanitizante se enfoca en permitir que el grosor de la suela del zapato tenga un contacto más profundo y directo con el jabón y líquidos desinfectantes sin que el resto del calzado -ya sea de piel, telas o sintéticos- se moje y dañe.
El costo de los tapetes sanitizantes que han surgido y se han popularizado a raíz de la actual pandemia suelen rondar entre los 200 a 500 pesos en promedio, y es posible que ante la crisis económica un gasto como éste pueda afectar tu bolsillo, es por ello que te compartimos algunos consejos para que puedas realizar uno desde tu casa con materiales que probablemente tienes a la mano, son reutilizables y/o no representen un gran gasto.
Antes de comprar un tapete con estas características o hacer uno tú mismo, es importante que consideres tener ya designado un filtro sanitario en el ingreso principal del espacio en donde colocarás este tapete, pues de nada servirá este producto si está ubicado después de tu perímetro de control higiénico. El tapete sanitizante, junto al jabón y/o gel antibacterial para manos son tus herramientas de bienvenida y prevención a partir de ahora.
Tenlo en cuenta:
- Considera la cantidad de personas que interactúan en tu espacio y hacen uso del ingreso principal, esto te ayudará a determinar la firmeza y capacidad de líquidos de tu tapete.
- Si el tapete será de uso familiar, ten en cuenta la longitud de la suela del zapato de aquel integrante que calce más grande. Así podrás saber qué tan amplia tiene que ser la base de tu tapete para que no sea complicado ingresar la suela y sea correcto el aseo.
- Trata de identificar si hay horarios en los que sea más constante el ingreso de personas a ese espacio, así podrás calcular la cantidad de producto líquido sanitizante que necesitas y cada cuánto tienes que cambiarlo.
Manos a la obra
- Las charolas metálicas o plásticas serán tus mejores aliadas para crear la base de tu tapete sanitizante. Procura que estas tengan las dimensiones adecuadas para que la suela del calzado quepa y principalmente tengan bordes y profundidad de 5 a 10 centímetros de alto. Charolas para el horno (para pizza) o botaneras (plástico) son ideales y puedes encontrarlas desde los 30 pesos en supermercados.
- Si tienes de sobra tapetes comunes, planos y sin bordes firmes en tu casa, también pueden servirte, pero con otra dinámica: uno puede fungir como tu primer filtro al ayudarte con un atomizador o dispensador en spray o aerosol con el que coloques directamente el líquido sanitizante, ya que no podrás tener líquido directo en el tapete. El segundo tapete lo tendrás que mantener seco para que el resto de jabón sea retirado.
- Si necesitas que el jabón o líquido sanitizante sea más abundante, rinda más y evite salpicaduras de agua, puedes conseguir botes para ropa sucia o cajas de de plástico y cortarlas por la mitad o dejando el borde necesario para el grosor de la suela y colocar una cama de esponjas, a las que deberás refrescar con jabón cada que una persona ingrese. Las esponjas debes de lavarlas por separado, con guantes y en espacios que no tengan contacto con alimentos y artículos de uso personal o de cocina.
- Las cajas de plástico de fruta que tienen rejillas también las puedes reutilizar si es lo único que tienes a la mano, puedes envolverlas con bolsas de plástico grueso para evitar que el jabón escurra o aplicar las esponjas y refrescarlas cuando alguien ingrese.
Con información de Informador.