Aunque la política exterior del Gobierno de la Cuarta Transformación no es acertada, el asilo otorgado al ex presidente de Bolivia, Evo Morales, fue positiva, coincidieron especialistas en relaciones internaciones en entrevista con 24 HORAS.
José Luis León Manríquez, investigador en sistema internacional de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), indicó que esta acción está sustentada en la legislación mexicana y marca una tradición de México.
“Es una decisión acertada porque saca la política exterior de este gobierno de la sola relación con los Estados Unidos. Evo Morales se quiso perpetuar en el poder cambió la Constitución y retrasó el recuento de los votos en el último año, pero no es un personaje que haya cometido asesinatos en masa, forzado desapariciones, apuntaba a un gobierno autoritario, pero no represor”.
Carlos López Portillo, académico de la Universidad Panamericana, explicó que es parte de la estrategia del lopezobradorismo de tomar un liderazgo en América Latina.
“Intenta mostrar una cercanía a la ideología de izquierda, sin embargo, puede ser contradictorio a los valores democráticos que sustentan los argumentos narrativos de este gobierno”, dijo el académico de la UP.
Ambos descartaron que esto tenga complicaciones con Estados Unidos, gobierno que no ha visto con buenos ojos a Evo Morales, pues la relación con México apunto sobre todo a lo económico.
Y es que prácticamente en el primer año de la administración de López Obrador, la política exterior se ha priorizado sólo a la relación a Estados Unidos, y marcado por la ausencia del mandatario en escenarios internacionales.
Por ejemplo, la Asamblea General de la ONU, la reunión del G20 y el Foro Económico Mundial de Davos, Suiza son las reuniones a las que López Obrador se ha negado a asistir.
El mandatario ha resaltado que no viajará al extranjero porque está muy ocupado en resolver los problemas de México, por lo que se siente muy bien representado por el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard; sin embargo, especialistas en política exterior consideraron que es una mala estrategia.
López Portillo consideró que la figura de un canciller no puede acentúan la presencia de México.
“Afecta mucho la imagen internacional del país, México es la economía 14, y esta economía debe tener compromisos internacionales, es importante estar ahí porque la mera presencia del presidente en Naciones Unidas, por ejemplo, consolida la imagen de un país que tiene fuerza en las relaciones internacionales”, añadió el investigador de la UAM.
La negativa a acudir a estos foros es porque muy probablemente es porque no se siente cómodo en ese tipo de reuniones, estimó el académico de la Panamericana.
“Hemos visto históricamente en su andar que se siente mucho más cómoda en la plaza pública, hablándole al pueblo en general… Considero que con la preparación y las características que tiene fácilmente podría ser un figura activa en estos foros”.
Ambos coincidieron en que otro de los motivos es la austeridad, en particular López Portillo indicó que también al no contar con avión, ni Estado Mayor Presidencial, complicaría la logística y seguridad que se requiere para estos eventos.
A los especialistas se les consultó sobre la carta con la que el presidente hizo “presencia” en el G20, en la que se pronunció por atender la migración en Centroamérica, y la iniciativa mexicana que se enfoca en atenderla desde las causas y favoreciendo el desarrollo.
López Portillo consideró que la nula presencia del López Obrador no desdibuja el tema, porque ya es parte permanente de discusiones de alto nivel dentro de la ONU.
En cambio, León Manríquez consideró que se pierde oportunidad de generar alianzas.
“Lo que se va generando con esos vacíos es mayor posicionamiento de las posturas de Europa que están buscando cada vez más la migración legal o legal, y el que México no haga alianzas con países que están enfrentando eso, lo que hace más es validar la lógica de las grandes potencias”.
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