En defensa de las máquinas y científicos locos.
Intrigatas
Laura Haddad
Alguna vez, en entrevista, conversé con un científico que se dedicaba a estudiar la luminosidad de la tierra como un problema para la exploración del universo.
Él afirmaba que debido a la luz artificial del planeta se ha perdido mucho conocimiento sobre el mismo en referencia a su estar en el sistema solar, galaxia y universo en general, ya que esa luz artificial no permite, entre otras cosas, la contemplación del firmamento como los primeros pobladores humanos de la tierra lo hicieron.
Este científico ponía de ejemplo a Las Vegas ya que tenía documentado como tan sólo apagando las luces de esta ciudad, el cielo por las noches podría verse con mayor nitidez dentro de un área considerable y por lo cual, se ahorraría muchos millones de dólares en la exploración espacial al evitarse el enviar misiones y ocupar lo que los primeros astrónomos utilizaron: telescopios para observar y matemáticas para calcular.
Con las recientes nevadas en los Estados Unidos el tema del calentamiento global ha resurgido (aunque lo cierto es que nunca se ha ido del todo en el interés mediático) y nuevamente parece que la culpa de todo es el avance tecnológico y/o esos “científicos locos” a merced de los poderosos quienes absortos en sus descubrimientos olvidan que aquí es el único lugar habitable que tiene la raza humana y sus compañeros, esas otras especies que a un ritmo veloz se extinguen, mientras ya se toman fotografías en Marte para circular en redes sociales.
Las voces críticas tienen razón, pero sus réplicas no y es el momento de reflexionar que estas señalan muy alto, cuando el repartir culpas debería ser más a ras de piso.
En defensa de la tecnología, me parece fascinante que ahora mismo utilice una computadora para plasmar mis pensamientos en estas líneas y no tenga que hacerlo con una tinta sobre un pergamino y a la luz de una vela o que tuviese que recurrir a un escribano para acuñarlas en muros, como en siglos pasados.
Más fascinante es que para hacer llegar este texto a los editores sólo requiera un proceso de no más de cinco pasos y no recurrir a otro ser humano y un animal que deberían de recorrer un largo camino sólo para realizar la mera entrega.
Los avances científicos y tecnológicos del ser humano me parecen fascinantes.
Retomando el ejemplo de Las Vegas, el que hombres y mujeres hayan podido poblar un sitio en medio del desierto, sobreviviendo a ello, es maravilloso; lo que no, es que esa poblado con el paso de los años se haya vuelto un emporio donde se emite tanta luz artificial que a otro científico ahora le resulte inquietante, y ni mencionar los aspectos sociales negativos que en ese lugar se gestan bajo el dinero que allí se mueve.
En defensa de las máquinas, me parece que los autos no son los culpables del calentamiento global, son incluso ejemplos de la ingeniería humana, de sus alcances, pero sobre quiénes los usan de manera desmedida, los han vuelto un objeto de codicia y arrogancia, no tengo defensa alguna.
Se han podido evitar los desastres que ahora se padecen así como la escases de recursos que se augura, que nos alcanzará tarde o temprano. En ese sentido lo ocurrido en Texas parece ser una probada de lo que vendrá.
Pero ante las advertencias, los principales oídos sordos u ojos ciegos son de quienes andan en las calles y no en los curules o en los palacios de gobierno del mundo. Es de quienes han aprendido a valorar las luces artificiales y olvidaron mirar las estrellas.
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