Si el Estado mexicano no aumenta las capacidades de infraestructura migratoria, con personal capacitado y respuestas rápidas a los cientos, miles de migrantes que llegan al país, los hechos de violencia en las estaciones donde son alojados se agudizarán paulatinamente. Estamos a un paso de que algunos incidentes y tumultos se conviertan en una verdadera tragedia, alertó Javier Urbano Reyes, profesor-investigador de la Universidad Iberoamericana y especialista en temas migratorios.
Desde hace más de un año venimos advirtiendo sobre este tipo de tendencias, dijo el académico, quien también señaló que las diferentes instancias de gobierno han sido rebasadas por el gran crecimiento que ha tenido el flujo migratorio en los años recientes, en el que a los centroamericanos se han sumado ahora venezolanos, cubanos y personas procedentes de varios países de África.
Ya desde hace tiempo el Colectivo de Observación y Monitoreo de Derechos Humanos en el Sureste Mexicano –donde se encuentra la Red Jesuita con Migrantes de Centro y Norteamérica– ha cuestionado la actuación del gobierno mexicano y señalado diversas violaciones a derechos humanos en contra de los migrantes, entre ellas el cierre temporal de las oficinas de regularización y la falta de información clara sobre los procesos que cada una de las personas tendría que realizar para legalizar su estancia en México, generando grave incertidumbre entre esos grupos en tránsito y llevándolos al límite de su estabilidad emocional, hecho que es considerado como un trato cruel, inhumano y degradante.
En entrevista, Javier Urbano Reyes consideró que la ausencia de la capacidad del Estado mexicano para atender y responder a esta población está generando una respuesta violenta de los diferentes grupos de migrantes.
No estoy justificando la reacción y comportamiento de estos grupos o personas; lo que estoy diciendo es que en buena medida la conducta violenta tiene que ver con un atraso de décadas en la política de gestión migratoria del gobierno mexicano, que solamente estaba perfilada a la contención, deportaciones y ver pasar a la migración en tránsito que tenemos todavía.
Trump agravó la situación
El especialista explicó que la política antinmigrante en Estados Unidos, agravada con la llegada del presidente Donald Trump, ha generado una movilización por defecto, donde los migrantes arriban a un lugar que no querían, ya sea en la ruta migratoria o en las fronteras, es decir, han llegado a México.
Esto es lo que está causando graves problemas de gestoría a la autoridad migratoria mexicana, porque estábamos acostumbrados a cierto flujo migratorio que sólo era de tránsito, (pero) ahora se están quedando y más allá del asilo-refugio, hoy están pidiendo permisos de asentamiento, para obtener la residencia, y también para estancia temporal o definitiva, dijo el investigador de la Ibero.
Todo ello, en un contexto en que la autoridad mexicana nunca, en la historia contemporánea, ha tenido ni personal capacitado ni profesionalizado, mucho menos ha realizado la inversión necesaria en infraestructura para atender una demanda que pudo haber sido inicialmente de 200 personas al día, a las mil o mil 500 solicitudes de diferente perfil que se presentan actualmente.
Con información de La Jornada.