La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) impulsa la ley de vigilancia y protección del espacio aéreo, que permita castigar penalmente prácticas como la modificación de naves, el cambio ilegal de matrículas o el transporte de combustible en bidones, actividades usuales entre los narcotraficantes.
Así lo reveló el general Román Carmona Landa, jefe del Centro de Mando y Control del Sistema Integral de Vigilancia Aérea (SIVA), de la Sedena, quien señaló que si bien existen leyes sobre el tráfico aéreo y su uso comercial, no las hay para combatir al crimen organizado: del uso ilícito del espacio aéreo no hay una normatividad, en ese sentido ya también estamos viendo la posibilidad de actualizar, de implementar una ley que permita definir quién es el responsable.
En entrevista con La Jornada, el funcionario detalló que actualmente se encuentran recabando la opinión que al respecto tienen otras dependencias como las secretarías de Marina, de Comunicaciones y Transportes, de Seguridad y Protección Ciudadana y de Gobernación, entre otras.
Agregó que esta ley daría una base jurídica más completa para las labores de vigilancia que la Sedena realiza para garantizar la seguridad en esta parte del territorio nacional.
Creo que la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) su razón de ser es precisamente mantener la soberanía del espacio aéreo y todo aquel que opera fuera de normatividad está agrediendo esa soberanía. En ese sentido creo que se podría incursionar en la materia. Y con este sistema que se tiene, que sería este centro de mando, este organismo, con dicha ley se puede interactuar y coordinar todo el esfuerzo, lo cual quedaría regulado ya de una manera formal, legal.
El Centro de Mando y Control del SIVA se encuentra en instalaciones de alta seguridad de la Sedena. La sala principal cuenta con tres pantallas panorámicas de video, en donde se pueden desplegar mapas de la República Mexicana con imágenes satelitales donde se muestran a todas las aeronaves que circulan por el espacio aéreo nacional. También es posible desplegar los videos que envían en tiempo real aviones y helicópteros de la FAM encargados de vigilar el espacio aéreo nacional.
La sala está permanentemente en penumbra, para permitir ver mejor las computadoras colocadas en las numerosas posiciones de trabajo, desde donde personal interdisciplinario de la Sedena puede comunicarse permanentemente con la Agencia Federal de Aviación Civil, Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano y autoridades de los tres niveles de gobierno para detectar cualquier vuelo ilegal.
El general Carmona Landa señala que en esta vigilancia trabajan un total de 80 elementos.
Actualmente, los radares militares sólo cubren 32 por ciento del espacio aéreo mexicano, la vigilancia se concentra principalmente en la frontera sur, y el resto del territorio se vigila con los radares aerotransportados con que cuenta la FAM, en tres aviones Embraer, uno de ellos con sensores electromágnéticos.
Intercambio de información
La vigilancia se completa con la información que se intercambia con los países vecinos: Estados Unidos, Guatemala, Belice e incluso algunos más lejanos, como Colombia.
Cuando se descubre que alguna aeronave no identificada se dirige a territorio nacional, se ha desviado de su curso, apagó su transpondedor (el equipo que permite identificar al avión), vuela lejos de su ruta o de las aerovías usuales, y no responde a los intentos de comunicación de las autoridades, se envía un interceptor de la FAM, regularmente un Texan T-6C, y si es preciso uno de los F-5 supersónicos.
Carmona Landa enfatizó que nunca le disparan a ninguna aeronave, las leyes mexicanas no lo permiten, sólo se intenta hacer comunicación con el avión para indicarle que aterrice en el aeropuerto más cercano, y si no responde se le persigue hasta su destino final, donde se despliega un operativo con personal militar para capturar a los tripulantes.
En años anteriores, los aviones más utilizados por los narcotraficantes eras pequeños aparatos a hélice, como el Cessna 210, cuya capacidad máxima de carga era de 600 u 800 kilogramos de droga; sin embargo, en meses recientes están optando por aviones jet más grandes, capaces de llevar hasta dos toneladas de enervantes.
Durante todo el año pasado se interceptaron 15 jets utilizados por el narco; sin embargo, tan sólo durante enero pasado se incautaron siete naves de este tipo. El comandante del Centro de Mando y Control del SIVA los describió como verdaderos Frankensteins aéreos, pues son aviones en su etapa final de vida, reconstruidos y modificados para hacer su último vuelo, y luego ser abandonados o destruidos.
En lo que va de la actual administración, el SIVA ha permitido el decomiso de aviones, armas y droga por un total de 9 mil 100 millones de pesos, mientras que la Sedena sólo invirtió 4 por ciento de esta cantidad, 364 millones de pesos, para estas operaciones de intercepción.
La prioridad que tenemos en este sentido es la carga, la droga, lo que se busca es que no llegue desde luego a la población mexicana, que no pase o atraviese nuestro territorio, señaló el general y piloto.
Con información de La Jornada.