El gobierno de Cuba pidió a sus ciudadanos que se preparen para enfrentar escasez del gas con el que miles de familias cocinan sus alimentos debido a las sanciones que el gobierno de Donald Trump impuso a la isla.
Los cilindros del gas licuado faltarán para los cubanos que compran el gas subsidiado por el Estado en aproximadamente 0.30 centavos de dólar por cilindro, así como para los clientes que lo compran a precio de mercado casi 10 veces más caro, informó el martes la prensa oficial.
La noticia cayó como un balde de agua fría para muchos ciudadanos que dependen de este medio para preparar sus alimentos, sobre todo en las barriadas populares de la capital y en localidades rurales en las que las viviendas no están conectadas a las tuberías de gas municipal.
Las hornillas y estufas eléctricas, aunque fueron promocionadas por el gobierno en la década pasada como una alternativa, son relativamente caras de usar debido a los elevados precios de la electricidad.
“Los inventarios que actualmente existen en el país no cubren el consumo, por lo que han existido afectaciones en la venta normada y liberada de GLP (gas licuado de petróleo) y sólo podrá garantizarse para los centros que brindan servicios básicos a la población”, expresó un comunicado oficial.
El mensaje, que fue ampliamente difundido por todos los medios de prensa el martes, explicó que las sanciones impuestas por Estados Unidos a la isla persiguiendo a navieras y buques para que no trajeran combustible sobre todo de Venezuela también afectó la llegada del gas que se distribuye en lo que los cubanos llaman “balita” (los cilindros).
El gobierno de Trump ha reforzado el embargo comercial a Cuba con el objetivo declarado de presionar al gobierno a romper su estrecha relación con el presidente venezolano Nicolás Maduro, a quien Estados Unidos quiere fuera del cargo.
Además, busca asfixiar a la isla para lograr un cambio de modelo político.
“Voy a tener que adaptarme, usar la olla eléctrica y esperar a que esto mejore”, lamentó ante la AP Angela Leon, un ama de casa de 60 años. “Es una injusticia grande… espero que tome conciencia (el gobierno estadounidense) de que lo que nos están haciendo no tiene justificación”.
Estados Unidos prohibió las semanas pasadas los vuelos comerciales de Estados Unidos a ciudades cubanas con excepción de La Habana y posteriormente los chárteres, la medida de presión más reciente con el objetivo de acabar con el flujo de efectivo y energético a la administración en Cuba.
Washington aseguró que busca golpear las arcas del Estado y apoyar a la gente para lograr un mayor empoderamiento ciudadano, pero la población dice que ese objetivo no se está logrando.
“Es una falacia, una mentira de que con esto están ayudando al pueblo cubano o a la democracia. Están dañando a todo el mundo. Es un solo y único objetivo: crear malestar”, dijo a la AP Jorge Luis Robaina, un barbero de 69 que tiene su negocio en el portal de su casa.
Con información de La Jornada.