Una muestra del capitalismo salvaje se vive en comunidades mayas en Yucatán durante esta pandemia.
La maquiladora alemana LEONI Wiring Systems, que fabrica arneses para la industria automotriz, se niega a parar operaciones a pesar de haber al menos cuatro casos confirmados de trabajadores con COVID-19. El resto de los empleados, algunos con diabetes o hipertensión, teme contagiarse en un espacio laboral sin distancia social y en contacto con el mismo objeto producido, ya que viven en sitios sin servicios de salud adecuados ni drenaje.
La única medida anunciada este jueves fue suspender las juntas informativas para contrataciones. En contraste a esta empresa, las grandes automotrices germanas Volkswagen (Audi y Porsche) y la BMW han decidido suspender sus plantas en México y en otros países, así como llamar a la sana distancia al modificar el logo de sus marcas.
En una de las dos plantas de LEONI ubicada en la periferia de la capital estatal, donde arriban mayas de comunidades del oriente y norte de Yucatán, se encendieron las alarmas desde el miércoles cuando se llevaron a varios trabajadores con fiebre y tos persistente a servicios médicos. Laboran 2 mil 600 personas (mil 300 en cada turno) y sin espacio entre cada uno en el área de línea de producción. Un mismo arnese puede ser manipulado por varios de ellos.
“Al menos cuatro de ellos dieron positivo. Quizá haya más asintomáticos”, dijo vía telefónica Sergio Oceransky, de la Fundación Yansa, que apoya a grupos indígenas para impulsar sus propios proyectos de energía renovable. “En la línea de producción de arneses salieron dos positivos y en otra área se llevaron a uno de los trabajadores que estaba casi desfalleciéndose. Mandaron de la empresa a otra persona a ocupar el mismo puesto sin desinfectar donde estuvieron tosiendo. Pero se negó porque todos los trabajadores son conscientes de que los están poniendo en riesgo de contraer el virus”.
Oceransky comentó que estaban esperando que la empresa reaccionara frente a la confirmación de casos positivos y parara. Se desconoce la condición actual de los contagiados.
“Sin embargo, obligaron a los trabajadores no enfermos a trabajar este jueves. La empresa definitivamente está poniendo en riesgo no solamente a sus trabajadores sino a decenas de comunidades indígenas por no parar su operación”, acusó.
Este viernes, el miembro de la Fundación Yansa aseguró a este medio que los trabajadores realizaron un paro espontáneo ayer por la mañana, pero los gestores les negaron que había casos de COVID-19. Hoy volvieron a ser obligados a trabajar, bajo la promesa de que será el último día y se les pagará solo 60 por ciento de su salario. El 100 por ciento del pago lo recibirán solo los enfermos crónicos.
“Creo que la empresa hace esto porque se da cuenta de que habrá una explosión de casos en los próximos días y semanas. Y no hay ningún seguimiento ni apoyo para trabajadores que están en zonas remotas sin acceso a servicios de salud, ni para sus comunidades”, dijo Oceransky.
Los empleados de la maquila desean mantener el anonimato porque la economía de sus familias depende de su trabajo, y temen que si denuncian públicamente, enfrentarán represalias por parte de la empresa. Pero también temen por su salud y la de sus comunidades, y piden que se interrumpan las labores en las dos plantas de LEONI y se haga un seguimiento exhaustivo a las condiciones de salud de todos los trabajadores y trabajadoras.
SIN SERVICIO DE SALUD NI DRENAJE
A los empleados de LEONI, aunque cuentan con seguro médico, les preocupa contagiarse y contagiar en sus comunidades mayas, donde carecen de servicios de salud eficientes, donde viven en espacios compartidos muy reducidos y no hay drenaje ni alcantarillado, así como un acceso limitado al servicio de agua potable.
Además, comentó Sergio Oceransky de la Fundación Yansa, por los cambios en la dieta inducidos por la industria de la chatarra y bebidas azucaradas, hay enfermedades crónicas en los poblados.
“La empresa sabe cuál es la condición de su plantilla porque tienen revisiones médicas. Una parte importante tiene diabetes, hipertensión, enfermedades coronarias y obesidad”, dijo.
La otra característica es que la mayoría de la población es mayor de edad, pues los jóvenes se han desplazado en busca de empleo del campo a ciudades.
“Quienes permanecen son sobre todo los adultos mayores. La edad promedio es de 60 en adelante, quienes son depositarios de la cultura, porque siguen hablando maya, conocen del medio natural y los rituales. La mayor parte de los ejidos son de mayores de edad. Hay una gran cantidad de gente en riesgo que no trabaja en las maquilas”, advirtió.
EL CONTROL EN LEONI
La alemana Leoni fue creada desde 1569 y forma parte del UN Global Compact, una iniciativa en el marco de Naciones Unidas por el cual empresas privadas expresan su compromiso con la sustentabilidad social y ambiental a través de una serie de principios sobre derechos humanos y laborales, pero la empresa en Yucatán los contradice.
El lunes 23 de marzo publicó un comunicado para informar que el Consejo de Directores en Alemania acordó con representantes de los trabajadores el reducir la producción de forma controlada en Alemania, “mientras se garantiza parcialmente el ingreso de los empleados”.
Aclaró que el comienzo y duración de las restricciones en operaciones son acordados localmente debido a “diferencias específicas en cada localidad” alemana. En sitios de producción fuera de Alemania, medidas comparables están siendo examinadas y “serán implementadas en breve”.
Pero los trabajadores mayas de Yucatán no han sido notificados de ningún diálogo de este tipo.
La fundación Agua para Todos, Red Ciudadana de la Península de Yucatán y Fundación Yansa enviaron una carta al Presidente y CEO de Leoni Group, Aldo Kamper; al Presidente Andrés Manuel López Obrador, a los Secretarios de Salud, Trabajo y Bienestar, al titular del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, al Gobernador de Yucatán, Mauricio Vila Dosal, a los Secretarios de Salud y de Fomento Económico y Trabajo de Yucatán, a las Comisiones de Pueblos Indígenas de la Cámara de Diputados y el Senado, a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, a la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Yucatán, a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y a la Relatora Especial de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas.
A la empresa le exigen detener la producción en ambas maquilas en Yucatán, manteniendo el pago de los salarios y prestaciones a las trabajadoras y trabajadores; y realizar pruebas de COVID-19 a todos los trabajadoras y trabajadores (también a los asintomáticos) en sus domicilios, y en caso de dar resultados positivos, también a sus familiares y otros miembros de la comunidad.
También piden tratamiento adecuado a todos los trabajadoras y trabajadores que resulten infectados por el coronavirus, así como a otros miembros de sus familias y comunidades contagiados por esta vía; y antes de reiniciar la producción, haber esterilizado adecuadamente todas las instalaciones.
A las autoridades federales y estatales le solicitan asegurarse de que LEONI acate lo demandado; que actúen para detener y atender en actividades empresariales otros focos de transmisión de la enfermedad a comunidades indígenas en Yucatán y las demás entidades federativas; y que fortalezcan la atención sanitaria en las comunidades indígenas y rurales afectadas por el COVID-19.
Con información de Sin Embargo.