Ópera y enfermedades a través de la historia. Análisis en torno al pasado, presente y futuro de la ópera es la conferencia magistral a cargo del crítico y promotor musical Gerardo Kleinbur
En la jornada virtual La Infección en la Ópera se revisó la relación histórica entre una de las máximas expresiones artísticas, que data de finales del siglo XVI, y las enfermedades.
El Aleph. Festival de Arte y Ciencia transmitió una conferencia magistral a cargo del crítico y promotor musical Gerardo Kleinburg y dos mesas de diálogo con especialistas en el tema.
En su conferencia Ópera, Infecciones y Confinamientos, Kleinburg relató cómo algunas pandemias trastocaron la vida de compositores, dieron origen a obras sobre el tema e incidieron en la suspensión de temporadas, afectando seriamente a todos los participantes en la organización y presentación de este espectáculo musical y dramático.
Mencionó que Claudio Monteverdi escribió una misa en agradecimiento por la liberación de la plaga de Venecia. La dedicó a la Virgen de San Lucas, llamada Nuestra Señora Nicopeia (operadora de Victoria), cuya imagen se conserva en la Basílica de San Marcos de la ciudad italiana. “La misa se estrenó en la misma basílica, previo a la procesión”.
Luego habló de la epidemia viral que padeció a los cinco años de edad Wolfgang Amadeus Mozart. Cae enfermo de viruela, una de las razones que marcan su personalidad. Los viajes que emprende en carruaje junto con su padre por diferentes países europeos le cobran factura, causan en él infecciones de garganta, así como fiebre reumática, lo que derivará en una insuficiencia renal que le arrebataría la vida a los 35 años. “La historia de la ópera sufre una brutal pérdida. Una bacteria impidió que la música tuviera un ritmo evolutivo”, valoró.
También remitió a Giuseppe Verdi, en particular a su ópera La traviata, basada en La dama de las camelias, de Alejandro Dumas. “Es ésta la primera pieza basada en una infección respiratoria: la tuberculosis”. Otras referencias en las que vinculó enfermedades infecciosas y epidemias con la ópera fueron La bohemia, de Puccini; El barbero de Sevilla, de Rossini; Muerte en Venecia, de Benjamin Britten; La peste, de Roberto Gerhard, y The visitors, de Carlos Chávez.
Mesas de diálogo
En la primera mesa, denominada La Ópera antes y durante la Pandemia, la chilena Alejandra Martí, directora ejecutiva de la organización Ópera Latinoamericana, apuntó que la tecnología ha ayudado mucho durante el confinamiento, ya que la cantidad de conciertos en streaming es enorme. “Los sistemas de monetización se aceleraron”, precisó, a la vez que advirtió que la competencia global dejará en el camino a aquellos que no sean capaces de reinventarse.
La pianista brasileña Flavia Furtado, directora ejecutiva del Festival Amazonas de Ópera, dijo que las secuelas de la pandemia en el quehacer operístico ya están presentes y seguirán, pues las afectaciones económicas son muy serias. “Nos estamos organizando como sector para cuando abramos de nuevo las puertas de los teatros. Creo que este es un tiempo para repensar la ópera”.
Para el argentino Martín Bauer, compositor y docente, hay un entramado cultural muy potente de creatividad e imaginación no sólo en la ópera, sino también en el teatro y en la música. “Está claro que no va a morir. Su supervivencia viene de la mano del talento. Habrá que salir a la superficie con alternativas”, sugirió el también gestor cultural.
En la segunda mesa, Los Posibles Futuros de la Ópera, se propuso “un ejercicio colectivo de imaginación” con la idea de reflexionar sobre los derroteros para el teatro musical, como gusta llamarle el director de escena argentino Marcelo Lombardero, quien afirmó que la pandemia ha puesto de manifiesto una crisis en el sistema. “Son momentos que nos hacen volver a nuestros inicios, a nuestras fuentes reales, y plantearnos por qué y para qué hacemos esto”.
Lombardero ve a la ópera como un género teatral y al teatro como un hecho social. Para el multipremiado creativo, este último no se desarrolla en una pantalla, de la misma manera que una escuela no es una computadora. “El teatro es algo que se hace en comunidad. En algún momento regresaremos a los teatros, porque también el público tiene la necesidad de verse representado arriba del escenario”.
La compositora mexicana Gabriela Ortiz se mostró confiada en que la luminosidad de los artistas siempre estará presente. “El arte y los creadores van a seguir. Un compositor sensible no es ajeno a lo que pasa afuera, cualquier artista sensible se vuelve antisistémico. Si se toman los riesgos, la ópera tiene futuro”.
El director de orquesta y contratenor mexicano Iván López Reynoso indicó que la cultura ha sido nuestra gran acompañante durante la pandemia. De la ópera, mencionó, es un espectáculo que debe seguir moviéndose. “Cerrar o cancelar funciones tiene que ser la última opción. Nada como el contacto, el recibir la energía del espectador; transmitir y compartir emociones es un ciclo; una bendición”.
Con información de Gaceta UNAM https://www.unam.mx/