Con esta celebración, se agradece a la Madre Tierra (Nana Kuerajperi) los favores recibidos a lo largo del año.
Esta tradición marca el inicio del año, cada 1 de febrero, según los propios ciclos productivos de la tierra, y da paso a la revitalización de las tradiciones de esta cultura indígena de Michoacán [1].
Una vez encendido el Fuego Nuevo, los dirigentes purépechas rememoran su historia y ofrecen un mensaje basado en el pensamiento de sus antepasados, dando paso al Tiempo Nuevo.
Entre los mayas y aztecas, existían varios calendarios que medían los días, los meses y los años, algunos en función del año lunar, otros con base al año solar. Uno era el calendario del año solar de 360 días: el Cempoallapoualli; otro, el Tonalpohualli, entre los mexicas, y el Tzolkin, entre los mayas, utilizado básicamente con fines adivinatorios. Un tercero, el Xiuhpoualli, celebraba cada 52 años, conforme la división de 4 veces 13 años [2].
Los huicholes de Jalisco y Nayarit hacen numerosos rituales que se prolongan por seis días. Entre los tzotziles y tzeltales de Chiapas, se hace el cambio de bastón de las autoridades civiles y religiosas del pueblo.
Los zapotecas del Istmo, celebran sus velas, calendas y tiradas de frutas en los diferentes pueblos que conforman esta región de nuestro país. Al finalizar el año se dan dos manifestaciones peculiares: el regalo de los Tanguyu (regalan a los niños y niñas zapotecos muñecos de barro, caballos con jinetes para ellos, muñecas con faldas de campana con bebés en los brazos y canastas de frutas sobre la cabeza, ollas, molcajetes y platos diminutos para ellas) y la elaboración de El Viejo por los niños, usando ropas viejas y los huaraches más viejos que han sido usados durante todo el año, por cabeza se le coloca un coco, se le rellena de elotes y cohetes, se le pone un sombrero y un cigarro. Al llegar el último día de diciembre, a las 11 o 12 de la noche, se inicia la quema del Viejo, con lo que se termina el año y se inicia otro.
En Oaxaca, los jóvenes zoques se disfrazan de “huehues” (viejos) y “queman” el año viejo para después ir a celebrar con la comunidad. En otros pueblos, los viejos se valen de los cohetes para iluminar el cielo y observarlo detenidamente en el momento que llega el año nuevo, así podrán saber si será un año de lluvias o de sequías [3].
1 De acuerdo con Patricia Terán Escobar, directora del Museo de Artes e Industrias Populares de Pátzcuaro.
2 https://www.cdi.gob.mx/difusion/invierno/anuevo.html
3 https://www.gob.mx/agroasemex/articulos/sabias-que-en-oaxaca-los-jovenes-zoques-se-disfrazan-de-huehues-viejos-y-queman-el-ano-viejo-para-recibir-el-ano-nuevo?idiom=es