Todo lo importante en el plano cultural que tenían que decir los Rolling Stones, lo dijeron en los años sesenta y setenta, aunque todavía sean capaces de firmar canciones elegantes, seductoras y llenas de oficio. Aquí resumimos algunas pinceladas que ayudan a completar el retrato de uno de los personajes del siglo XX que más han fascinado al gran público. Y que lo sigue haciendo a los 76 años.
Su precocidad musical es asombrosa
A los tres años, gracias a los discos de su madre, ya era fan de músicos de la talla de Sara Vaughan, Big Bill Bronzy, Louis Armstrong, Billy Eckstine y Ella Fitzgerald, entre muchos otros. Durante años tiempo pensó que Jerry Lee Lewis era afroamericano, por su manera de tocar y cantar. ¿El motivo? Los primeros singles de “The Killer” que llegaron al Reino Unido no incluían fotos del músico.
Algunos de sus éxitos más atronadores no tienen guitarra eléctrica
Las versiones de estudio de clásicos ‘stonianos’ universales como “Street Fighting Man” y “Jumpin Jack Flash” no contienen guitarras eléctricas. Richards creó ese sonido tan especial y adictivo superponiendo capas y capas de guitarras acústicas y filtrándolas a través de un casete barato. Aunque tenga aspecto de troglodita, estamos ante un sofisticado alquimista del estudio de grabación.
Fue expulsado de los ‘boy scouts’
Pasó dos años en los ‘boy scouts’, pero fue expulsado por meter botellas de whisky en una reunión de exploradores. “Poco después peleamos con unos tipos de Yorkshire, así que el sospechoso era yo. Descubrieron la pelea cuando quise pegar a un tipo pero en su lugar le pegué al feriante de una carpa, ¡y me rompí un hueso de la mano!” Un par de semanas después, le pegó a un “recluta imbécil” -sus palabras- y lo echaron. Lo cuenta en ‘Keith Richards: la biografía’, de Victor Bockris.
El blues le hizo darse cuenta de que necesitaba sexo
Descubrió el blues, su gran amor musical, investigando las raíces del rock and roll. “Los años en la escuela de arte para mí fueron tocar música sentado en el inodoro. Tenía mucho tiempo para investigar. La BBC no ponía blues, por eso buscabas gente que te pudiera proporcionar información”. Poco a poco, descubrió que la mayoría de canciones del género hablaban de sexo, un territorio que para él era desconocido. “Entonces te das cuenta de que hay que atender al jugo de limón que te baja por la pierna”, explica, en una clara referencia a “The Lemon Song”, de Led Zeppelin.
No es precisamente pacifista
Él mismo confesó en una entrevista de 2010 con el diario The Times. Por ejemplo, apoyó con entusiasmo la segunda Guerra del Golfo, la de la foto de las Azores en 2003 . “Escribí una nota personal a Tony Blair diciendo que era demasiado tarde para volverse atrás, que debía mantenerse firme en su alianza Estados Unidos. Me devolvió otro mensaje dándome las gracias”, recuerda. El exprimer ministro británico atesora esa nota entre sus posesiones más preciadas.
Prohibió el Jack Daniel’s en una de sus grabaciones
Decidió llamar a la banda que le acompaña en solitario The Xpensive Winos, nombre que seguramente nace de una anécdota que sucedió en el estadio durante la grabación de ‘Talk Is Cheap’. Los músicos colaron una botella del exclusivo Château Lafite, cuyo precio habitual oscila entre los 780 y 1.200 euros.
El periodista Héctor G. Barnés, en el último numero de Ruta 66, añade que quizá el nombre tenga que ver también con que el caché de los cotizados músicos que le acompañan, un lujo caro que se podía permitir. Entre ellos, destaca su estrecha relación con el batería Steve Jordan, una de las dos únicas personas del planeta con quien está dispuesto a compartir créditos de composición. “Solo hay dos posibilidades: o Jagger/Richards o Jordan Richards”. Los músicos de aquella banda eran famosos por beber más que el ‘stone’, hasta el punto de que Keith llegó a prohibir el Jack Daniel’s en las sesiones.
Es un machista impenitente, en especial con las mujeres negras
Ojo a esta frase de su biografía ‘Vida’ (2011): “Si querías aprender algo de verdad bastaba con atravesar las vías del tren: los músicos negros nos cuidaban muy bien cuando tocábamos con ellos. ‘¿Quieres echar un polvo esta noche? Ésa estaría encantada. Seguro que no ha visto en su vida un tipo como tú’. Te ofrecían su hospitalidad, su comida y su jodienda”. No fue un desliz aislado. Los Rolling Stones tienen otras canciones racistas y misóginas como ‘Brown Sugar’ (1971), que habla en tono celebratorio de la costumbre de los dueños de plantaciones de violar a las esclavas negras. O ‘Some girls’ (1978), donde cantan que “las chicas negras solo quieren follar toda la noche”.
En 1970, casi incendia la mansión Playboy
Ocurrió mientras se metía drogas en el baño con el saxofonista Bobby Keys. Cuando el personal tiró abajo la puerta para apagar las llamas, que no asustaban a los músicos por efecto de los estupefacientes, les echó la bronca con la frase “¿Cómo se atreven a invadir mi privacidad?”. Richards disfruta imitando las respuestas cortas e ingeniosas de James Bond. Una vez Brian Jones, malogrado guitarra de los Rolling, tuvo que ir al hospital cuando intentó pegar un puñetazo a su novia Anita Pallenberg, pero falló y golpeó el marco de metal de una ventana. La respuesta de Richards fue “Brian nunca fue bueno conectando con Anita”.
Con información de VoxPopuli.com