Miles de manifestantes inundaron ayer la capital estadounidense para participar en una marcha contra el racismo, prevista desde hace meses, pero atizada por un nuevo caso de violencia policial contra un ciudadano negro, en Wisconsin, que reavivó la indignación en todo el país.
Los manifestantes colmaron el National Mall de Washington como parte de una marcha en conmemoración del histórico discurso “Tengo un sueño” de 1963 de Martin Luther King Jr., líder de los derechos civiles.
La manifestación recibió el nombre: “Quítanos la rodilla de encima”, en referencia a George Floyd, un estadounidense negro de 44 años, quien murió asfixiado por un oficial blanco que se arrodilló sobre su cuello durante casi nueve minutos pese a que el detenido, esposado y tirado en el piso, decía que no podía respirar. Esto ocurrió el 25 de mayo pasado en Minneapolis, lo que provocó los mayores disturbios en décadas.
Las protestas del movimiento contra el racismo en Estados Unidos han disminuido, pero la indignación se reavivó el domingo cuando Jacob Blake, de 29 años, recibió siete tiros en la espalda, que probablemente lo dejen paralítico, cuando la policía intentó arrestarlo en la ciudad de Kenosha, en el estado de Wisconsin.
Familiares de Floyd, Blake y Breonna Taylor, una mujer negra de 26 años asesinada en su propio apartamento por disparos de la policía, participaron como oradores, visiblemente emocionados, ante un mar de personas que coreaba los nombres de las víctimas una y otra vez.
“Lo que precisamos es un cambio y estamos en un punto en que podemos obtener ese cambio”, dijo la madre de Taylor, Tamika Palmer. “Pero debemos permanecer juntos”, agregó.
Al igual que lo hizo su padre hace 57 años, Martin Luther King III se paró en las escaleras del monumento a Abraham Lincoln ante las multitudes que flanqueaban el estanque reflectante, bajo el calor húmedo del final del verano boreal.
King III pidió a los estadounidenses que sigan peleando contra la inequidad entre los blancos y los negros, y que voten, cueste lo que cueste, para derrotar a Donald Trump en las elecciones de noviembre.
“Estamos marchando para sobreponernos a lo que mi padre llamó el triple mal de la pobreza: el racismo y la violencia”, dijo.
Desde la mañana, miles de personas, incluidas familias con niños, acudieron con mascarillas e hicieron fila para tomarse la temperatura para entrar al perímetro del Mall de Washington, pero más tarde el control de temperatura debió ser descartado por la longitud de las colas y la elevada concurrencia.
En Washington, los aparadores de las tiendas fueron cubiertas con tablas de protección por temor a actos de vandalismo, y se pudo observar una fuerte presencia policial con bloqueo de calles.
“No venir no era una opción”, dijo Karisha Harvey, una mujer negra de 46 años, que caminaba hacia el Mall con un póster que mostraba a la Estatua de la Libertad con lágrimas en la cara, acunando a un bebé envuelto en la bandera estadounidense.
Harvey estaba acompañada por Cortney Smith, una mujer blanca, de 46 años. “Estoy harta de escuchar cada semana que un hombre negro fue asesinado en la calle”, dijo.
“Son matones”
En un mitin electoral en New Hampshire, donde casi ninguno de sus simpatizantes llevaba mascarilla o guardaba distancia, el presidente Donald Trump afirmó que los manifestantes del movimiento Black Lives Matter son “gente mala y matones”.
“Manifestantes sus nalgas. No hablo de mis nalgas. Ésos no están protestando”, afirmó Trump ante una multitud enardecida.
“Ni siquiera saben quién era George Floyd. Son gente mala, revoltosos que no deberían representar a nuestro país en lugares importantes”, agregó en referencia a quienes se manifestaron contra su discurso en la convención republicana de la noche del jueves.
En tanto, Blake sobrevivió y está hospitalizado, pero puede que nunca vuelva a caminar, según su abogado.
Las autoridades identificaron al oficial que abrió fuego contra él como Rusten Sheskey. El agente fue suspendido, pero no está bajo arresto ni enfrenta cargos.
Ayer el Departamento de Justicia de Wisconsin comunicó que hay otros dos policías implicados, Vincent Arenas y Brittany Meronek, y dijo que dos agentes intentaron someter a Blake con una pistola taser antes de que el individuo entrara en su coche. Allí se encontró un cuchillo.
En las violentas protestas que siguieron, dos personas fueron asesinadas por un hombre con un rifle de asalto.
Las autoridades arrestaron a un joven blanco de 17 años por las muertes y presentaron cargos de homicidio intencional contra él el jueves.
A menos de 10 semanas de las elecciones, el gobierno de Trump criticó las protestas. El vicepresidente Mike Pence rechazó las acusaciones de racismo policial sistémico y condenó “la violencia y el caos” que envuelve a las ciudades de todo el país.
La ONU llama a acabar con el racismo estructural
“Este episodio realmente trágico reafirma la necesidad de una acción urgente para erradicar los vínculos entre el racismo estructural y el mantenimiento del orden”, dijo a periodistas Rupert Colville, portavoz de la Alta Comisionada para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet.
“Según las imágenes disponibles que hemos visto, la policía parece usar contra Jacob Blake una fuerza que resultaría excesiva”, dijo el portavoz.
“Y también parece que la fuerza usada contra Blake tiene un componente de discriminación”, agregó.
Colville también criticó la muerte a tiros de los dos manifestantes en Kenosha.
“Debería ser inconcebible que un joven de 17 años se pasee con un fusil automático y dispare contra la gente de esta manera en un momento tan tenso”, dijo.
Con información de La Jornada https://bit.ly/3lERndo