El liderazgo republicano derrotó la medida para convocar a testigos y solicitar mayor documentación esta noche y con ello el juicio político de Donald Trump está encarrilado para culminar con la exoneración del presidente, lo cual ahora se programó para el próximo miércoles.
A pesar de más revelaciones “explosivas” difundidas hoy sobre cómo Trump había buscado la interferencia extranjera para beneficiar su relección, una ola de argumentos no sólo por los diputados fiscales sino por expertos legales y sin importar que varias figuras reconocidas republicanas -incluyendo el ex jefe de gabinete del presidente John Kelly, el veterano ex senador Mark Warner, y hasta el ex abogado del presidente Richard Nixon, John Dean- los instaran a que votaran a favor de convocar a testigos claves para asegurar un “juicio imparcial”, los senadores republicanos se hincaron ante el rey de su partido y con sólo dos disidentes, derrotaron la resolución por un voto final de 51 contra 49.
Un número de los senadores republicanos aceptaron la evidencia en los cargos de abuso de poder y obstrucción del Congreso por Trump, y reconocieron que actuó mal o de manera “inapropiada”, pero justificaron sus votos argumentando que su comportamiento no fue tan grave como para ameritar su destitución. Otros continuaron asegurando que Trump no sólo no hizo nada mal, sino que la amenaza al proceso democrático proviene de los demócratas al llevar a cabo el impeachment de su líder.
Los demócratas una y otra vez subrayaron que “sin testigos, no hay juicio”, y que el veredicto final carecerá de toda validez ya que es resultado de un proceso sin precedentes para los juicios políticos, todos los cuales han incluido testigos y mayor documentación.
“Hemos comprobado nuestro caso. Pero el argumento [de los defensores del presidente] es: ¿y qué?…. El presidente es el Estado”, según ellos, expuso Adam Schiff, jefe de la delegación de diputados fiscales.
Esos argumentos tomaron aun mayor peso hoy con mas revelaciones, publicadas en el New York Times, de un libro escrito por John Bolton, el ex asesor de Seguridad Nacional de Trump, quien había indicado su disposición de presentarse como testigo, algo que la Casa Blanca y el liderazgo republicano buscaba evitar a todo costo.
Bolton escribió que Trump le ordenó en mayo del año pasado -más de dos meses antes de la famosa llamada entre el presidente estadunidense y su contraparte ucrania donde le solicitó que investigara a sus opositores políticos- presionar al ucranio a reunirse con su abogado personal, Rudy Giuliani con el objetivo de que se anunciara esa investigación para dañar a sus contrincantes demócratas en las elecciones de 2020.
Más aún, en la reunión en la Casa Blanca donde se dio tal orden estaban presentes también el jefe del gabinete Mick Mulvaney y, entre otros, Pat Cipollone -el abogado de la Casa Blanca quien encabeza la defensa de Trump en este juicio político. Todo esto está al centro del caso contra el presidente de abusar de su poder oficial para propósitos políticos personales.
Trump desmintió hoy esa versión, al afirmar que “nunca di instrucciones a John Bolton a que organizara una reunión para Rudy Giuliani, uno de los luchadores contra la corrupción más grandiosa en America… Esa reunión una ocurrió”. Giuliani también calificó la versión de Bolton como falsa.
Con información de La Jornada.