A 96 años de su asesinato, el legado revolucionario de Carrillo Puerto continúa vigente

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Un 3 de enero de 1924 fue asesinado en Mérida Felipe Carrillo Puerto junto a tres de sus hermanos y varios dirigentes socialistas que lo acompañaban. El cobarde crimen fue cometido por la contrarevolución delahuertista financiada por la oligarquía yucateca conocida como la “casta divina”.

Carrillo Puerto había consolidado en Yucatán el primer gobierno socialista del continente, un gobierno revolucionario que en tan solo dos años repartió miles de hectáreas de tierra a los campesinos pobres, erradicando la esclavitud a la que los hacendados henequeneros tenían sometidos a la mayoría de los indígenas mayas; construyó más de 300 escuelas, entre estas la Universidad Autónoma de Yucatán y las academias de la lengua maya; aseguró los derechos de la mujer, como el voto y el divorcio, mucho antes que en el resto de país; combatió el alcoholismo y el fanatismo religioso a través de la educación racionalista, el acceso social al arte y a la ciencia; abrió los primeros caminos a las zonas arqueológicas como Chichen Izta para que los mayas pudieran contemplar la grandeza de su pasado y así inspirar su porvenir; fue contemporáneo de Lenin y de la Revolución Bolchevique, inspirándose de esta y de las comunas de Morelos ꟷen las que participó junto a Zapataꟷ, para desarrollar el socialismo con características yucatecas.

Todo esto y más fue posible gracias a su gran liderazgo, a su experiencia en la revolución mexicana, a su conocimiento de la historia y de la teoría marxista y sobre todo a la entrega patriótica de miles de hombres y mujeres que se agruparon en el gran Partido Socialista del Sureste, por medio de las ligas de resistencia y de las ligas feministas, para construir una tierra libre de la explotación y de la ignorancia que genera el capitalismo, una tierra socialista.

El proyecto carrillista fue prematuramente truncado por la burguesía debido a la desfavorable correlación de fuerzas nacional e internacional de ese momento y por el fatal error ꟷsimilar al cometido por Salvador Allende en Chile y más recientemente por Evo Morales en Boliviaꟷ de no haber organizado un poderoso ejército popular, por no armar al pueblo. No obstante, su legado revolucionario continúa tan vigente como entonces: la emancipación total del pueblo será posible con el Socialismo.

Con información de Telegraph.