Por Daniel Pacheco
Preocupa a investigadores y especialistas que el manejo de microorganismos para el combate del recale masivo de sargazo, pueda empeorar la salud de los corales y arrecifes en Quintana Roo.
Y es que el síndrome detectado por investigadores en dichos ecosistemas, desde junio del pasado 2018, ya ha afectado al 40% de estos ecosistemas submarinos a lo largo de la costa de Quintana Roo, según indicaron los especialistas.
El denominado “Síndrome de Coral Blanco”, continúa afectando a un total de 20 especies, principalmente al coral cerebro, coral pilar y coral estrella, muchas de estas importantes ecologicamente por ser constructoras de arrecife.
” El introducir microorganismos que no son de este hábitat pueden entrenar diferentes reacciones en cadena que es difícil medir el alcance, desde el año pasado estamos sufriendo la propagación de una enfermedad el síndrome blanco o enfermedad de desprendimiento de tejido de corales y hemos perdido más del 40% de 20 especies de coral están afectadas por esta enfermedad”, señaló Melina Soto, Coordinadora de arrecifes saludables.
De acuerdo al Consejo Técnico Asesor sobre Sargazo, desde el pasado mes de julio, se ha publicado que esta estrategia para degradar el sargazo se ha comenzado a implementar en Solidaridad y Tulum con muy poca información sobre la metodología utilizada, el potencial riesgo ecológico y para la salud humana.
Recalcan que la introducción de microorganismos, que no son propios de los hábitat locales, pudieran causar efectos negativos a los ecosistemas costeros y marinos, por lo que mientras no haya información científica y que se cuente con los resultados experimentales comprobables, los riesgos a corto y largo plazo y los permisos correspondientes de las diversas autoridades federales involucradas, no se deberá permitir la realización de estas acciones, dado el potencial riesgo que conlleva a los recursos pesqueros y al medio ambiente.
En el comunicado oficial, se deberá aplicar el principio precautorio, ya que existe un riesgo potencial de daño ambiental marino que pudiera ser irreversible, repercutiendo directa y negativamente en las actividades productivas en el Estado de Quintana Roo.
Considerando que a toda acción como esta aplica la Ley de Vertimientos en Zonas Marinas Mexicanas, de observancia obligatoria en toda la jurisdicción nacional, a cargo de la Secretaría de Marina; y que las costas del Caribe mexicano están incluidas en polígonos de Áreas Naturales Protegidas (ANP), a cargo de la SEMARNAT, coincidiendo también con
zonas de interés pesquero, tanto comercial como recreativo, a cargo de la SADER (antes SAGARPA).
“Sabemos que el control biológico es una alternativa que puede ser viable y puede ser muy buena para hacer alguna remediación, sin embargo es necesario garantizar que esta remediación no vaya a traer otros problemas asociados de los cuales no se conozcan las consecuencias. Entonces realmente la preocupación del Consejo Asesor era más que decir que no se hagan, sino manifestar que en un momento dado es necesario que estas acciones estén debidamente autorizadas por la autoridades correspondientes y que estén plenamente probados de que no causará ningún daño a ningún otro organismo dentro del ecosistema marino”, señaló Martha Abundes, bióloga integrante del Consejo Técnico Asesor
Lo integrantes del Consejo Técnico Asesor exhortaron a todos los promoventes de desarrollos tecnológicos o implementaciones tendientes a mitigar los efectos negativos del sargazo, a revisar a profundidad y apegarse al marco legal aplicable, contenido en la Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, su reglamento en materia de impacto ambiental, los Reglamentos, Programas y Planes de Manejo de las ANPs, así como la Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentables, con todos los permisos y autorizaciones pertinentes.